Con los cadáveres de la crisis todavía frescos, muchos advierten que los responsables de la hecatombe financiera que derrumbó los pilares de Wall Street no han pagado por sus pecados. Especialmente, algunos señalan directamente a las agencias de rating, que han conseguido salir impunes a las sangrías de pérdidas que han provocado la mayor recesión económica desde los años 30.
Cuando todo parecía indicar que nadie iba a pedir responsabilidades legales a estas entidades, que jugaron un papel crucial a la hora de fomentar la burbuja hipotecaria, Calpers, el fondo de pensiones más grande de EEUU, denunció a tres de las principales agencias de calificación responsabilizándolas de pérdidas que ascienden hasta los 1.000 millones de dólares.
Incompetentes
En la primera denuncia de este calibre presentada por uno de los fondos de pensiones más influyente del país, Calpers acusa a Moody's, Standard and Poor's y Fitch Ratings de emitir calificaciones "irracionalmente elevadas y sin fundamento" sobre vehículos de inversión estructurados (SIV,por sus siglas en inglés) que provocaron ingentes pérdidas en la entidad. El Sistema de Pensiones de Empleados Públicos deCalifornia (Calpers, por sus siglas en inglés) tacha de incompententes a dichas agencias a la hora de emitir sus veredictos sobre la calidad de activos respaldados por hipotecas de alto riesgo.
Cabe recordar que los SIV son complejos paquetes de inversión que incluyen préstamos y deuda, especialmente hipotecas basura y obligaciones colaterales de deuda, promovidas por los bancos de inversión. En 2006, Calpers invirtió un total de 1.300 millones de dólares en SIV de tres entidades distintas, Cheyne Finance LLC, Stanfield Victoria Funding LLC y Sigma Finance Inc, todas ellas con una calificación triple A, la más alta de la escala de las tres agencias de rating.
Cuando el declive financiero alcanzó su punto álgido en 2008, estas tres entidades no pudieron hacer frente a sus obligaciones lo que provocó que el fondo de pensiones perdiera todo el dinero invertido. De momento, en la querella presentada no se especifica la indemnización que reclama Calpers, aunque uno de los documentos presentados en el tribunal asegura que ésta excede los 25.000 dólares.
DesdeMcGraw-Hill, compañía a la que pertenece S&P, su portavoz, StevenWeiss, dejó claro que la demanda carece "de cualquier base legal y no tiene ningún tipo de prueba factible".
No es la única denuncia
La denuncia interpuesta por Calpers, que cuenta con más de 173.000 millones de dólares en activos y gestiona los fondos de jubilación de 1,6 millones de californianos, pone de manifiesto que hasta las entidades de inversión más reputadas basaban sus inversiones en los ratings de agencias de calificación presuntamente responsables, como era el caso de Moody's, Standard and Poor's y Fitch Ratings.
Aunque las acciones legales de Calpers hayan acaparado la atención de propios y extraños, otros inversores ya han emprendido acciones similares contra los tres titanes de los ratings estadounidenses. Es el caso de Ron Grassi, un abogado jubilado hace cinco años que emprendió en abril su particular cruzada. En una demanda presentada en Tahoe City, California, Grassi utilizó sus propias inversiones de 40.000 dólares en bonos de Lehman Brothers como prueba de que la calificación concedida por dichas compañías no era justa.
"Se supone que su función es detectar bombas a tiempo, y sin embargo, esta estalló antes de que ninguna de las agencias tomase cartas en el asunto", explicó en su denuncia recogida por la agencia Bloomberg. Las acciones legales se amontonan justo cuando el regulador estadounidense, la SEC (Securities Exchange Commission), anunció esta semana la creación de un nuevo grupo de investigadores para supervisar a las agencias de rating crediticio, que han sido duramente criticadas por su actuación durante la crisis financiera y sus repetidos fallos de valoración.
Dicho organismo ya había adoptado una serie de medidas para aumentar la transparencia en las calificadoras de riesgos, que reciben sus ingresos de las compañías a las que tienen que valorar. Se necesita un mayor seguimiento, tanto mediante exámenes rutinarios como extraordinarios, de acuerdo con la tesis que previsiblemente defenderá hoy Mary Schapiro, presidenta de la SEC, en una comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos.