
La celebración del vigésimo cumpleaños de las Letras del Tesoro llega en un momento dulce para este instrumento de deuda pública. Durante la pasada subasta de enero se situaron en su mayor rentabilidad desde mayo de 2002 y rozan el 4 por ciento, un nivel al que acabarán llegando si el BCE, como parece, prolonga la subida de los tipos de interés en la zona euro.
En junio, las Letras del Tesoro, uno de los activos más conocidos por los ahorradores y una de las herramientas que tiene a su disposición el Tesoro Público para emitir deuda, celebrarán su vigésimo cumpleaños.
Dos décadas no se cumplen todos los días, de ahí que este instrumento empleado por el Estado para financiarse a corto plazo haya arrancado el año vistiéndose con sus mejores galas. Así, las Letras a doce meses, las más empleadas y reconocidas, ofrecieron una rentabilidad del 3,84 por ciento, la mayor desde mayo de 2002, en la primera subasta del ejercicio.
Sin embargo, su trayectoria no es una mera concatenación de estadísticas sobre subastas y rendimientos. Su mayor riqueza es otra: las Letras son, tal vez, los activos que pueden aportar un mejor testimonio sobre el cambio económico vivido en España desde hace veinte años.
Repaso a 20 años de historia
Evolución de las emisiones de letras: en millones de euros
Evolución de la rentabilidad de las subastas: en porcentaje
Intereses de dos dígitos
Basta con comprobar los intereses que llegaron a ofrecer el mismo año de su nacimiento, cuando alcanzaron su punto más alto en el 15,5 por ciento, para entender cómo ha evolucionado la situación no sólo de estos activos, sino del país en general.
En la segunda mitad de los 80, España acababa de entrar en la entonces denominada Comunidad Económica Europea (CEE) y aún presentaba considerables atrasos económicos. Este hecho, unido a que los tipos de interés fijados por el Banco de España alcanzaban los dos dígitos, explican las rentabilidades ofrecidas entonces por las Letras del Tesoro.
Desde la perspectiva actual, esos niveles parecen de otro mundo. En la subasta celebrada el pasado 17 de enero, las Letras a doce meses se colocaron al 3,84 por ciento, más de 10 puntos por debajo del techo alcanzado en 1987. Entre uno y otro nivel no es que haya un mundo. Lo que hay es la evolución económica, financiera y presupuestaria vivida desde entonces.
Los cambios que trajo el euro
De aquel país recién llegado a la CEE se ha pasado a otro que fue capaz de ganar una credibilidad financiera creciente -con el consiguiente descenso de los rendimientos en la deuda pública- e incorporarse al primer grupo de naciones que adquirió el euro como moneda, con todo lo que ello conllevó de cumplimiento de criterios sobre déficit público, inflación y tipos de interés, entre otros requisitos.
Y tomar el euro como moneda oficial significó que el Banco Central Europeo (BCE) fue el que pasó a establecer los tipos de interés en España -como en el resto de naciones que tienen como divisa común el euro-.
Estas transiciones produjeron que el precio del dinero cayera en España a niveles desconocidos, razón por la que el rendimiento de las Letras también disminuyó. Los tipos son la referencia fundamental de las Letras, por lo que si aquéllos bajan, la rentabilidad de las segundas también lo hace. Así, su rendimiento llegó a situarse en el 1,85 por ciento en una de las subastas de 2003 después de que el BCE rebajara los tipos hasta el 2 por ciento.
Menos emisiones
Pero no sólo la evolución de sus intereses atestigua el desarrollo económico español y la madurez de las Letras. Desde su nacimiento, estos activos han sido empleados como medio con el que obtener financiación para las arcas públicas. Es decir, surgieron como vehículo para aportar recursos al Estado. Sin embargo, el apetito del sector público cada vez ha sido menor.
Así, el creciente celo por equilibrar las cuentas públicas, una tendencia que convive y contrasta con una situación en la que las empresas están más necesitadas de financiación por sus continuas fusiones y adquisiciones, hace que la necesidad de emitir Letras sea cada vez menor.
Aún así, y según las previsiones del Tesoro Público, las emisiones de Letras durante el presente ejercicio alcanzarán un valor de 25.700 millones de euros, por los 25.891 millones de 2006, que, a su vez, ya fue una cifra inferior a la de 2005, cuando ascendieron a un total de 29.512 millones de euros.