
El precio del cobre alcanzó esta semana su nivel más alto de los últimos cinco años después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, sembró el caos en mercados de metales al indicar que Estados Unidos implementaría un arancel del 50% más alto de lo esperado sobre las importaciones de esta materia prima.
El plan, anunciado en una conversación informal con periodistas, marca el último giro en un período tumultuoso para la industria. El líder estadounidense busca fomentar la minería y la fundición en el país y para ello, ya ha aumentado los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, mientras que se están llevando a cabo investigaciones sobre los flujos de otros metales.
El cobre es el tercer metal más utilizado del mundo, después del hierro y el aluminio, y se usa principalmente en industrias altamente cíclicas, como la construcción y la fabricación de maquinaria industrial.
"La extracción rentable del metal depende de técnicas de minería de alto volumen, y el suministro es sensible a la situación política, en particular en aquellos países donde la minería de cobre es una empresa controlada por el gobierno", explican desde Bloomberg
"El subidón del precio del cobre refuerza el pronóstico de subida para los metales industriales", afirma por su parte el economista Juan Ignacio Crespo.
"La fuerte subida ayer del precio del cobre pone al grupo de los cinco metales industriales que forman el subíndice S&P GSCI Spot en vías de mantener e intensificar la tendencia alcista que veníamos pronosticando y que ya se estaba produciendo con la recuperación de la fuerte bajada que tuvo lugar entre el 19 de marzo y el 9 de abril", expresa mientras recuerda que "con la subida que esperamos hasta finales de año, la revalorización de los metales industriales en el año 2025 debería ser del 25%".
Desde comienzo de año, el cobre se ha disparado casi un 40%, llegando a alcanzar los 570 dólares por libra. Una tendencia que se ha visto acelerada en las últimas sesiones con ganancias superiores al 10%.
Desde febrero, cuando Trump declaró que "es la hora de que el cobre volviera a casa" y expresó el potencial de los gravámenes, los comerciantes han enviado volúmenes récord del metal a EEUU para adelantarse a la implementación de estas nuevas tarifas.
Un arancel del 50%, que podría estar en vigor dentro de un par de semanas, supondría un final prematuro de ese comercio, además de inyectar nuevas dosis de incertidumbre, en particular sobre el calendario y las posibles exenciones a algunos grandes productores.
Trump 'rompe' el mercado
El movimiento del cobre en el mercado de EEUU ha ampliado el diferencial con el precio de referencia global en Londres a niveles récord. Los precios en Nueva York han cotizado con una prima "sin precedentes" del 25% sobre los futuros en la Bolsa de Metales de Londres, asegura Daniel Hynes, estratega senior de materias primas de ANZ, en una nota.
Expertos de Jefferies advierten que "Estados Unidos no tiene capacidad suficiente de extracción y refinado para ser autosuficiente en cobre", lo que provocará primas de precio sostenidas respecto a otros mercados. Por su parte, Citigroup calificó el anuncio como un punto de inflexión para el mercado global de cobre.
La falta de detalles concretos —como los productos afectados o posibles exenciones para grandes exportadores como Chile— añade aún más volatilidad al panorama. Muchos operadores esperaban un arancel del 25%, por lo que el umbral del 50% ha sido recibido con sorpresa y ha impulsado un fuerte movimiento de entrada de cobre en EEUU antes de su aplicación, prevista para finales de julio o principios de agosto. Sin embargo, a medio plazo, la industria estadounidense seguirá dependiendo de las importaciones: según Morgan Stanley, un 36% de la demanda nacional se cubre hoy con cobre extranjero, y desarrollar nuevas minas llevaría más de una década.