
El oro lleva tres años atrapado en una espiral de subidas sin techo entre las compras de los bancos centrales y los temores geopolíticos. En lo que va de año el oro se ha disparado un 20% y un 77% desde 2023 y ha logrado incluso superar los 3.300 dólares la onza. Las consecuencias de este hito son numerosas pero pocos podían pensar en esta: el metal amarillo ha creado un enorme efecto riqueza inesperado en numerosas regiones de Turquía, que se han lanzado a comprar todo tipo de productos, desde casas hasta automóviles, al ver reforzado su patrimonio por el ascenso del activo refugio por excelencia.
Así lo indica el último informe del Banco Central de Turquía liderado por Mehmet Selman Çolak. Según el mismo, el ascenso del oro ha provocado que este alcance el 16% del total del ahorro de las familias. "El aumento de los precios generó un aumento sustancial de la riqueza y es probable que lleve a una mayor demanda de los consumidores", explicaba la institución.
Concretamente Çolak explicaba que "vemos una clara señal de un efecto riqueza, ya que los precios de la vivienda en las provincias con mayores proporciones de depósitos de oro han aumentado más notablemente que otras provincias desde el último trimestre de 2023". En resumen, "nuestros análisis indican que el aumento repentino de los precios del oro después de septiembre de 2023 impulsó la demanda tanto en el mercado inmobiliario como en el automotriz. Si bien este aumento de la demanda se refleja en precios más altos en el mercado inmobiliario, donde la oferta es relativamente inelástica, se traduce en mayores ventas en el mercado automotriz, que presenta una oferta relativamente elástica."
Los precios de la vivienda han escalado un 11% tras el aumento del oro sin que haya habido un cambio en la oferta de viviendas. Las ventas de viviendas en Turquía aumentaron un 20,6% en 2024 hasta alcanzar las 1,48 millones de unidades, el nivel más alto desde el auge crediticio de 2020. Las ventas de automóviles también alcanzaron un máximo histórico de 1,24 millones de unidades el año pasado.
Pero, por qué ha pasado en Turquía y no España. El motivo es doble: por un lado la alta inflación que se ha instalado en el país y, por otro, las tradiciones islámicas. Empezando por esto último, el islam condena el interés y la especulación, lo que hace que muchos de sus practicantes se alejen de la banca moderna y fomenta los activos tangibles como el oro. En definitiva, los más conservadores ven el oro y su acumulación como una de las formas legítimas de ahorro. Según Gold Bullion Partners, el oro al ser un activo tangible "tiene un valor intrínseco frente a los derivados financieros lo que lo que permite cumplir con los principios del islam".
Este factor ha sido uno de los elementos que ha mantenido viva la cultura del 'oro bajo el colchón' pero la realidad es que el mayor elemento son los años y años de convivencia con la volatilidad de la lira, algo que obligado a la población a recurrir a la solvencia del metal amarillo. En los últimos cinco años la moneda nacional de Turquía ha perdido el 80% de su valor frente al dólar, un 50% desde 2025.
Si bien ha habido fuerte inflación en años anteriores el mayor caos ha venido desde 2019, cuando el presidente del país, Erdogan, intervino el banco central con una vanguardista propuesta: la inflación la provocan los altos tipos de intereses por que "si aplicamos tipos altos los préstamos se vuelven caro y eso se extiende al resto de la economía". El presidente definió esos tipos como "el enemigo del pueblo" y explicó en su 'teoría heterodoxa' que "no hay ninguna relación entre estos y reducir la inflación, tal y como se nos enseñaba hasta ahora". En definitiva el líder otomano sentenciaba que "haremos todo lo contrario la inflación solamente puede reducirse bajando los tipos de interés".
La teoría más convencional sugiere que las subidas de tipos de interés provocan un enfriamiento en la economía y, por lo tanto, los precios bajan posteriormente. El tiempo no tardó en llevarle la contraria con la lira desmoronándose y una subida acumulada del 622% en los precios desde entonces frente al 22% de la Unión Europea.
Ante esta situación de precios desatado los ciudadanos han acabado optando por el oro. Según el Consejo Mundial del Oro, la demanda turca de lingotes y monedas de oro se quintuplicó durante el segundo trimestre de 2023, alcanzando un récord de 98 toneladas en la primera mitad del año. "Turquía ha experimentado un rápido crecimiento económico, una alta inflación y una depreciación monetaria constante en las últimas décadas; una combinación que ha impulsado un sólido crecimiento de la demanda minorista de oro en los últimos años pero en el último esta demanda se ha vuelto abrumadora", sentenciaba el Consejo Mundial del Oro. Por el momento la demanda turca ha llegado a ser el 17% de la demanda mundial. Su Banco central también es uno de los que más oro ha comprado en el mundo, siendo uno de los que más al alcanzar las 565 toneladas, el nivel más alto de su historia.
Según la Universidad de Estambul todavía hay 5 toneladas de 'oro bajo el colchón' valoradas en 300.000 millones de dólares que no paran de crecer con el ascenso del activo refugio por excelencia. De momento el caos monetario e inflacionario sigue haciéndose valer y en los próximos meses se conocerán más detalles sobre si este 'estímulo del oro' se empieza a notar ya con claridad en el consumo.