
A los bonos emitidos a diez años no les queda otro remedio que perder valor a largo plazo. Una posibilidad que el mercado ya ha comenzado a anticipar, especialmente en Estados Unidos. Y los inversores en contratos por diferencias pueden aprovecharlo. La única duda es el cuándo, porque el hacia dónde está totalmente resuelto.
Con el precio del dinero en mínimos en EEUU -los tipos de interés se mantienen en la horquilla comprendida entre el 0 y el 0,25% desde mediados de diciembre de 2008- los inversores empezaron a realizar un cálculo sencillo: que a largo plazo no quedaba otro remedio, pasara lo que pasara, que el precio del dinero subiera. Y se dedicaron a vender bonos.
Los inversores comienzan a confiar
Así, justo en los últimos días de 2008, la rentabilidad del bono del Tesoro americano a 10 años tocó mínimos -y el precio máximos- y desde ahí la situación se revirtió. La rentabilidad comenzó a subir, penalizando el precio: una situación que podría continuar; especialmente si los inversores empiezan a confiar tanto en que lo peor de la recesión norteamericana ha pasado, como en que se ha alejado el riesgo de que la primera economía del mundo se precipite hacia una etapa de deflación larga muy difícil de manejar.
Y el ejemplo también vale para el bono alemán a largo plazo si el BCE (Banco Central Europeo) decide recortar el precio del dinero el 7 de mayo y lanza el mensaje de que ésa bajada puede ser la última a menos que suceda algún imprevisto. Si la entidad es contundente, lo lógico es que los inversores comiencen a vender renta fija, provocando que el precio caiga.
Ése posible movimiento podrían aprovecharlo los inversores en contratos por diferencias ( CFD ), ya que algunos de los emisores que operan en nuestro país con este tipo de productos comercializan derivados sobre los precios de los bonos.
Por ello, para ganar dinero con estos derivados, en el caso de que se piense que el precio de la renta fija puede caer, la operación que debería realizar un inversor es ponerse corto con la deuda; es decir, vender el CFD . "Las comisiones están incluidas en la diferencia entre el precio de compra y venta del bono", explica Miguel Freijo desde IG Markets.
Una elevada gama de bonos
La gama de bonos es elevada: se puede operar tanto sobre renta a fija a largo plazo, como a corto, alemana o norteamericana y con diversos plazos de vencimiento. La oferta depende del emisor -ya que cada plataforma de contratos por diferencias comercializa su propia gama -, luego lo mejor es consultarlo con su proveedor.
Como ejemplo, las garantías que exige IG Markets para abrir un contrato sobre los el bono estadounidense a 10 años son 2.970 dólares. Con cada punto que se mueva el bono se ganan 10 dólares. Los inversores deben estar muy atentos con estos productos porque cuentan con plazos de vencimiento y también con la competencia desleal de los bancos centrales.
Operaciones controladas
La particular situación que atraviesan las economías provoca que si es necesario en otros momentos, ahora todavía es más que los inversores que realicen operativa con CFD con bonos operen con stop loss.
La explicación es que EEUU está utilizando las recompras de bonos como un arma para evitar que a los norteamericanos les suban las hipotecas y dejen de pagarlas al banco o pierdan poder adquisitivo -a diferencia de lo que sucede en España que se referencian al euribor allí se calculan sobre el bono a largo plazo- por lo que no va a permitir que hasta que la situación se haya estabilizado la rentabilidad del bono se dispare (o, a la inversa, el precio se desplome).
No obstante, las masivas emisiones de deuda pública provocarán que, a medio plazo, el rendimiento acabe repuntando nuevamente.