El mercado siempre va por delante de los acontecimientos; es su naturaleza. Ahora ya sabemos que los bancos han tocado fondo en sus pérdidas y sus resultados empiezan a recuperarse -aunque sea gracias al cambio contable del mark-to-market-, y parece que el rally del sector desde mínimos ha descontado en gran medida este cambio. Así que eso ya es pasado y hay que mirar a lo siguiente: los resultados de las empresas industriales y tecnológicas.
Estos resultados no están siendo demasiado buenos en el inicio de la temporada, como ayer demostraron casi todas las compañías que dieron los suyos. Pero, nuevamente, eso es el pasado. Lo que importa son las previsiones para el futuro, que están teniendo un tono bastante pesimista.
Así lo demostraron ayer los miembros del Dow Jones Caterpillar (CAT.NY) y DuPont (DD.NY). La primera redujo sus estimaciones porque la recesión es más grave de lo esperado, y no olvidemos que su suerte está ligada a la de la construcción, uno de los sectores más afectados por la crisis en todo el mundo. Y eso, después de publicar sus primeras pérdidas trimestrales desde 1992. La segunda, que también sufrió un trimestre brutal, también recortó sus previsiones por la débil demanda de los grandes consumidores de productos químicos, como el sector del automóvil y el de bienes de consumo.
Ahora viene lo bueno: a pesar de estos resultados y de estas previsiones, ambos valores subieron, en especial DuPont (el mercado interpreta que su mayor diversificación le permitirá aprovechar más pronto la recuperación económica). Si miramos en perspectiva, el sector industrial comenzó 2009 con una visión muy optimista de su capacidad para esquivar una crisis que se creía básicamente financiera. Ahora, la rebaja de previsiones parece más alineada con los pronósticos de los analistas de Wall Street que, en perspectiva, fueron demasiado pesimistas.
Analistas y empresas se encuentran
La clave en estas situaciones es alcanzar un punto de encuentro entre analistas y empresas, algo crucial para que se frenen las caídas en bolsa de forma definitiva. Ese momento en que los empresarios dejan de pensar que son superhéroes y los analistas dejan de anticipar el fin del mundo. El paso dado ayer por estos dos gigantes va en esa dirección, y no sería extraño ver a las casas de análisis elevar sus perspectivas sobre el sector en las próximas semanas desde un escenario apocalíptico a otro también negativo pero más moderado.
Pero hay otra lectura también: que estamos empezando a tener una mejor perspectiva de la situación macroeconómica que subyace en los mercados. Y eso es un cambio muy notable: recuerden que a principios de año era imposible hacer cualquier previsión porque la demanda industrial estaba en caída libre, los mercados de crédito estaban congelados y todo el dinero público se destinaba a rescatar al sector financiero.
El hecho de que las empresas ahora sí se atrevan a dar previsiones -por muy pesimistas que sean- nos indica que ese escenario ha quedado atrás y que nos encontramos en un terreno menos incierto y confuso. Lo que los analistas suelen llamar "mayor visibilidad" y que puede indicar que lo peor de los resultados (y de la caída en bolsa) ha quedado atrás.