
La renta fija se ha convertido en la primera opción de inversión. Sin que haya terminado el primer mes del año, ya hay una entidad que ha recurrido al pequeño inversor para colocar su deuda. La Caixa anunció la semana pasada que iba a emitir 2.500 millones de euros entre los particulares mediante bonos a diez años.
Estos títulos ofrecen un 5,87% el primer año, mientras que en los nueve restantes la rentabilidad rondará entre el 3,94% y el 6,35%, dependiendo del euribor -el precio al que los bancos se prestan el dinero- a tres meses. Como ahora éste se encuentra en el 2,1%, la rentabilidad anual de esta emisión se situaría en torno al 5%, frente al casi 6 que da el resto de sus homólogas en el sector, teniendo en cuenta los tipos de interés de este momento para ambas emisiones.
"Como inversor institucional exigiría 400 puntos básicos sobre el euribor -es decir, un 6%- a una emisión de este tipo, ya que es lo que se está ofreciendo en el mercado", explica Rafael Romero, director de inversiones de Unicorp. Así opina también Jesús María Lara, director de renta fija de Tressis: "Las rentabilidades en la deuda subordinada de la banca europea varían bastante dependiendo del emisor, pero pueden rondar entre el 6 y el 8%", comenta.
Distinta colocación
La deuda que emite La Caixa es subordinada, es decir que, en caso de impago por parte del banco, estos títulos tienen características inferiores a las emisiones normales, principalmente porque su titular queda por detrás de todos los acreedores comunes en preferencia de cobro. Por eso, los expertos afirman que se le exige más rentabilidad que a la deuda senior, la más segura si se produjese una quiebra. Un ejemplo de títulos de calidad fueron los que emitió la semana pasada Telefónica (TEF.MC), en los que ofrecía 250 puntos básicos más que el tipo al que los bancos se prestan el dinero -midswap-, con lo que en ese momento rentaban un 5,4%.
La agencia S&P le da a la emisión de La Caixa un rating de A+, el quinto lugar dentro del ranking , al igual que Fitch. Moody's le otorga un Aa2, la tercera mejor.
Si se compara la emisión de la entidad catalana con la que han realizado otros bancos españoles en los últimos años se puede ver que el interés es inferior. Santander (SAN.MC), que posee un rating mejor, tiene una deuda subordinada que vence en 2016 y que, si se mantienen los tipos de interés en estos niveles, ofrece un 6,6% a vencimiento.
En la emisión que realizó BBVA (BBVA.MC) en 2004 este porcentaje se coloca en el 7,46%. La media del sector bancario en títulos subordinados con rating AA+ (dos escalones por encima de La Caixa) se sitúa en el 5,7. También se podría equiparar con la emisión de la Caja General de Granada, que se puede comprar hasta el 19 de marzo de 2009.
En el folleto se lee que, de mantenerse las condiciones de mercado de ese momento, tendría un rentabilidad del 6,795% a vencimiento. Esta emisión tiene un rating menor, por lo que es necesario dar más interés. Los expertos creen que La Caixa no tendrá ningún problema con esta colocación, ya que la red de esta entidad es bastante fuerte.
No obstante, si un inversor quiere entrar en estos títulos es necesario que sepa que la deuda no es un producto con total seguridad, ya que depende del momento en que quiera salir y del tipo de interés. Al adquirir un bono, el emisor se compromete a devolver el nominal de la inversión y realizar una serie de pagos anuales, como rentabilidad.
Por eso, el término fijo se refiere a la renta -al pago de los intereses y el final- y no al precio del bono, que está sujeto a las oscilaciones del mercado, ya que cotiza. Variaciones en los tipos de interés, en el rating y en la demanda de la emisión provocarán cambios en el valor de los títulos.
Por ejemplo, si se adquiere un bono con vencimiento 2019 por un importe de 1.000 euros, que promete el pago de un cupón del 5%, el particular tendrá la certeza que cada año le pagarán un cupón de 50 euros y que además en la última fecha -2019- recibirá los 1.000 euros de la inversión inicial. Hasta ahí el único riesgo sería que el emisor entrase en suspensión de pagos. Si no se espera a vencimiento puede que tenga que vender el bono a un precio inferior al que lo compró, lo que puede dar pérdidas.