
Montilla (Córdoba), 21 ago (EFE).- La primera vendimia de Europa, en el sur de la provincia de Córdoba, ha arrancado este año más tarde de lo habitual, pero los vendimiadores trabajan sin tregua jornal tras jornal recolectando las uvas de los primeros mostos del año que viene.
Antonio López, vocal del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) de Montilla-Moriles, dice a Efe que en contraste con años pasados que vinieron "cortos de lluvias", en este el frío de febrero y las lluvias de la primavera hicieron que la viña brotara más tarde y la vendimia se ha retrasado unos veinte días.
En un paseo por los pagos de su finca, Los Pavos, que formó parte de las bodegas Pérez Barquero que fundó su abuelo en 1930, López explica que la recolección se inicia con las variedades destinadas a los vinos jóvenes, sin crianza, como el Sauvignon Blanc cuyos sarmientos cortan una cuadrilla de catorce trabajadores.
También en esta primera fase se vendimia la Chardonnay, Verdejo y Moscatel, que producirán los primeros mostos de la DOP Montilla-Moriles del año que viene, aunque la variedad estrella de esta región es la Pedro Ximénez, que comenzará a final de este mes alargando la cosecha hasta el mes de septiembre.
"El consumo del vino joven está siendo cada vez más consumido porque es más fácil de tomar, sobre todo por el público más joven porque es más suave, más ligero" precisa el propietario del vino de Las Albarizas, nombre de la tierra blanca de esta comarca.
Es un reflejo de los esfuerzos de la DOP Montilla Moriles por promocionar la cultura del vino, como la tradicional cata que inaugura el Mayo Cordobés en la capital donde están presentes gran parte de las bodegas de esta comarca, así como las rutas por las almazaras y plantaciones.
"Ver cómo se vendimia, cómo se transforma la uva y degustar las diferentes variedades es toda una experiencia", dice López, tercera generación de agricultores, algo que motiva a muchos agricultores a continuar siendo partícipes de este cultivo, uno de los más exigentes.
Con la vendimia comienza el año de trabajo de los jornaleros, que después pasan a recoger aceituna por la comarca y acaban en marzo con la poda de las cepas para la próxima campaña.
Son meses dedicados a una tierra que da dos productos básicos de la dieta mediterránea, el aceite y el vino.
Antonio Mata, que lleva más de 20 años vendimiando, cuenta, mientras no para de cortar sarmientos a un lado de la hilera de la espaldera, que está viendo cómo los jóvenes vuelven a trabajar al campo porque, aunque es duro y requiere habilidad tanto para cortar los racimos como para ir moviendo las cajas donde se almacenan, "el jornal es de seis horas y a las dos de la tarde estamos recogidos".
Es el caso de José Antonio López, un treintañero ingeniero informático que ha regresado al campo al quedarse en paro de su profesión.
Cuenta que echa su tajo sin pesarle demasiado porque "aunque es muy diferente del trabajo con tu ordenador en un despacho con aire acondicionado", aquí puede hablar mientras trabaja y el ambiente es mucho más ameno, lejos del estrés de la oficina.
También hay vendimiadores de toda la vida como Carmen, que desde los 14 años lleva trabajando en la uva "porque me gusta la cosecha, la poda, la recogida de la aceituna"; toda su familia se dedica a esto y ella no se imagina la vida de otra manera, al igual que Ángel Martín que desde que dejó el colegio no ha salido del campo.
Las previsiones iniciales de superar la producción del pasado año en un 10 por ciento, se han rebajado, según ha indicado a Efe el presidente de la sectorial de la viña de Asaja, Juan Manuel Centella, que si bien se muestra cauto en cuanto a los precios que se van a alcanzar, sí que estima que el volumen total de uva recogida podría mantenerse en torno a los 53 millones de kilos de la cosecha anterior con la calidad óptima con la que cuentan los frutos de esta tierra.