
Sobre las milenarias esculturas de lava -los moáis- se extiende, envuelto en leyendas, un mundo invisible que hace que el turista sienta la sana curiosidad por saberlo todo.
"¿Para qué quiere saber tanto?" fue la primera respuesta que obtuve de Alberto Hotus, Presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui. "Ésta es una etnia que tiene un criterio, un pensamiento (...) totalmente diferente a la gente del continente"... prosiguió. Comentario que yo matizaría añadiendo: "...Y diferente también a la gente del resto del mundo".
Había visitado la isla en 2010, cuando la Isla de Pascua fue el epicentro para la observación (en tierra firme) del primer eclipse total de Sol del siglo XXI. En aquella ocasión permanecí en la isla tan sólo cuatro horas, las justas para hacer la foto, pero también para vivir uno de los momentos más inolvidables de mi vida viajera, pero poco tiempo para 'ver' la isla. En este mi segundo viaje he alargado la estancia a cuatro días con sus cuatro noches ¡poco tiempo también!, pero la percepción cambia.
Alberto Hotus y Pedro Grifol.
Ante todo tenemos que saber que, por extraño que parezca, si bien es caro llegar hasta ese remoto lugar ¡el más remoto del mundo!, una vez con los pies en tierra pascuense no es tan caro; prueba de ello es que el avión va cargado de mochileros con la Lonely Planet bajo el brazo y también porque nada más salir del aeropuerto comprobamos que existen muchas posibilidades de alojamiento, ya que muchos lugareños ofrecen sus casas particulares como hotel barato; y muchas actividades pueden hacerse pactando un precio, como recorrer la isla en coche, en moto, en bicicleta o incluso a caballo.
Enseguida comprobamos que la isla no se ha convertido -¡aún!- en un parque temático donde haya que pagar por todo, me explico: esperar el atardecer, cara a cara, frente a Ahu (plataforma a modo de altar) Tongariki -el ahu que más moáis erguidos tiene la isla- es gratis; practicar senderismo en busca de otros moáis más escondidos también es gratis (existen más de 200 esculturas de pie en lugares recónditos); bañarse en la playa de Anakena, de fina arena blanca (la única playa de arena de la isla) donde los moáis del Ahu Nau Nau nos miran de reojo mientras pardos caballos campan a su antojo por el palmeral... también es gratis, además tiene un chiringuito con precios más baratos que en Denia. De hecho, solamente la cantera Rano Raraku, lugar de donde provienen todas las esculturas repartidas por la isla; y la visita al poblado de Orongo, donde hay un centro de interpretación que explica las aventuras del hombre-pájaro, tienen tarifa de entrada.
La mayoría de los viajeros-turistas-trotamundos que nos aventuramos a pasar unos días en Rapa Nui (nombre originario de la isla en el idioma nativo) vamos ya informados en buena medida de la historia de la Isla de Pascua, pero nos dará igual habernos empapado de toda clase de conjeturas sobre el origen, esplendor y caída de los moáis, porque no solamente los científicos y arqueólogos que han trabajado en el esclarecimiento de sus orígenes históricos no se ponen de acuerdo, sino que continuamente surgen nuevas teorías acerca de los misterios de la isla... algunas de ellas 'marcianas'.
Continuando con mi labor periodística -primero informarme para posteriormente poder comunicar lo aprendido- seguí con el cuestionario indagador entre los más viejos del lugar. A la hora de seleccionar las respuestas, ninguna supera la siguiente: "Los expertos pueden decir lo que quieran, pero nosotros sabemos la verdad: las estatuas andaban". Ante tal espectacular opinión, casualmente compartida por la mayoría de los jóvenes del lugar, al turista-investigador no le queda más opción que seguir escuchando (sin admitir discusión): "Nosotros tenemos mana, una fuerza espiritual transmitida desde nuestros antepasados. Todos los moáis que podemos ver colocados en los ahu concentran gran cantidad de mana, que es proyectado hacia el espacio y protege nuestras actividades".
Así que a raíz de estas dogmáticas, a la vez que mágicas, premisas de fe, lo mejor es olvidarse de la verdadera historia de las emblemáticas esculturas de la isla y disfrutar de la estancia en el paraíso, descubriendo los moáis abandonados que nadie visita y buscando atardeceres de película.
Es uno de los mejores lugares del mundo para practicar esnórquel porque sus aguas no contienen plancton, por lo que la visibilidad es asombrosa; si se atreve a sumergirse mar adentro, puede bucear hasta toparse con tortugas e incluso ver un moái sumergido a diez metros de profundidad, que no es de verdad pero que después de todas las teorías sobre las famosas esculturas, podemos imaginárnoslo como queramos, porque no afectará a la impresión de verle tumbado en el fondo del mar.
La situación de Rapa Nui en nuestro Planeta Azul permite descubrir algunas estrellas difíciles de ver en la 'bóveda azul marino'... el silencio acompañará los paseos nocturnos si queremos aventurarnos a sacar fotografías de los moáis con el fondo estrella... la tranquilidad de que nos movemos en un lugar seguro también ayuda a respirar, y a colocar el trípode de noche. El iPhone nos puede servir para hacer fotos e iluminar el camino de noche... pero si llueve no nos servirá para nada, recomendable llevar un chubasquero cuando vayamos de paseo por si nos pilla la lluvia tropical.
Aunque la mayoría de las provisiones vienen de 'el conti' -pues así es como llaman los pascuenses a la parte continental chilena-, el atún de cola amarilla se cría en esas procelosas aguas rapanuis, y su carne es exquisita... con vino, cerveza o pisco sour.
La Isla de Pascua no está masificada y no deja de ser un viaje de aventura, un viaje único que todos nos merecemos... con mana, o sin mana.
Datos prácticos:
Cómo ir: la compañía aérea LAN (www.lan.com) -miembro de LATAM Airlines Group-, es la única aerolínea que conecta, con un vuelo diario, Santiago de Chile con la Isla de Pascua. El trayecto (desde Santiago) tiene una duración de cinco horas y media aproximadamente... Pero a la vuelta casi siempre se gana más de una hora a causa del viento a favor. Para volar desde España, los precios arrancan en 899 euros (ida y vuelta) el vuelo Madrid-Santiago de Chile, y 585 euros (i/v.) el trayecto Santiago-Isla de Pascua.
Alojamiento
En Hanga Roa, único pueblo de la isla, existen alojamientos para todos los gustos, pero si quiere una exclusividad, el mejor hotel de Pascua es el EXPLORA (www.explora.com). Está situado junto a una zona arbolada a ocho kilómetros del pueblo. Las habitaciones, que no tienen televisión, están decoradas con elementos de piedra y madera, y dan a la puesta de sol. Su cocina es exquisita. Una pega: el canto del gallo que insiste en despertar a los clientes todos los amaneceres no es muy bien recibido... es un hotel de lujo, no una granja.
El precio, en régimen de todo incluido, arranca en 3.000 dólares (día/persona) por el paquete de tres noches, incluido el transporte para visitar la isla con guías experimentados, un lujo difícil de encontrar fuera del EXPLORA.
Información Turismo de Chile:
www.chile.travel
Primer eclipse solar total del siglo XXI, en Isla de Pascua