
La Comisión Europea dio ayer un nuevo paso para intentar eliminar las lagunas fiscales existentes en el mercado interior y reducir así la elusión de impuestos por parte de multinacionales.
Aunque todo el mundo es consciente de que deberán seguir tomándose medidas, el Ejecutivo comunitario ha comenzado tamaña empresa presentando una reforma de la Directiva sobre Compañías Matrices y Subsidiarias.
Conforme a la recomendación de la Comisión sobre planificación fiscal agresiva, la propuesta que recogerá el próximo número de la revista 'Iuris&Lex'- obliga a los Estados a adoptar una regla común, lo que permitirá ignorar los montajes artificiales realizados con objeto de esquivar las reglas fiscales y velar por que la imposición se realice sobre la base de la "realidad económica de las actividades".
Se trata de poner fin a prácticas que hasta ahora se consideran elusión fiscal -evitar o retrasar el pago de determinados impuestos, utilizando para ello mecanismos y estrategias legales-, para que sean catalogadas como evasión, es decir, un delito de incumplimiento de las obligaciones tributarias.
La intención de Bruselas es que los miembros de la UE traspongan la directiva antes de 2015, por lo que este tipo de prácticas tienen los días contados. Este fenómeno ha provocado que compañías como Amazon llegó a declarar pérdidas en España el año pasado o que se calcule que Google sólo paga el 4 por ciento de los impuestos de lo que le corresponde.
Según algunas estimaciones, cada año se pierden en la UE ingresos por un total de un billón de euros como consecuencia del fraude y la evasión. Esto corresponde a 2.000 euros anuales por ciudadano de la UE. Cuatro veces más de lo que en la UE gasta en educación. Si se recaudase la totalidad de los impuestos, en diez años se liquidarían las deudas públicas de Europa. Se trata de una cantidad suficiente como para reducir cantidades ingentes de deuda, invertir en crecimiento y pagar las garantías juveniles.
Contra la 'ingeniería fiscal'
La propuesta presentada por el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, modifica la Directiva sobre Compañías Matrices y Subsidiarias, la cual pretendía evitar la doble imposición y que ha terminado siendo un coladero para la ingeniería fiscal de las multinacionales que han sabido sacar provecho de la disparidad de regímenes en la UE, minimizando el pago de impuestos a través de subsidiarias en países benévolos fiscalmente, como Irlanda.
Disparidades en los sistemas tributarios de los Veintiocho "han permitido a algunas compañías aprovecharse de lagunas en esta ley para minimizar sus impuestos o incluso esquivar el pago" de todo impuesto, explicó el comisario.
Estrategia doble
A partir de ahora, se ofrecerá a las empresas "todos los beneficios del mercado único y pretendemos reducir cualquier obstáculo a sus actividades transfronterizas, pero a cambio tienen que contribuir justamente a las finanzas públicas", recalcó.
"La doble no imposición deja de ser un riesgo", indicó Semeta, pues las enmiendas propuestas generarán "más ingresos para las arcas de los Estados y una competencia más justa entre las empresas" ubicadas en la UE.
La nueva estrategia de la Comisión se basa en dos temas básicos: la planificación fiscal agresiva y los préstamos híbridos. En primer lugar, pone al día la regla antiabuso que figura en la directiva, es decir, la medida de protección contra las prácticas fiscales abusivas.
En segundo lugar, se refuerza la directiva de manera que ciertas artimañas fiscales específicas, como los préstamos híbridos, no puedan beneficiarse de exoneraciones fiscales. El punto de discordia es que se trata de instrumentos financieros que tienen las características tanto de deuda como de capital.
Actualmente, en virtud de la directiva matriz-filial, los Estados miembros están obligados a dar a las sociedades matriz una exoneración fiscal por los dividendos que reciben de las filiales establecidas en otros Estados miembros y en algunos casos se consideran estos pagos como reembolsos de créditos fiscalmente deducibles.
Como resultado, los préstamos híbridos pueden ser considerados como un gasto deducible en calidad de pago de intereses en el país donde se encuentra la subsidiaria y quedar eximido del tributo al ser considerado un dividendo en el Estado miembro sede de la matriz. De este modo, si una empresa elige bien dónde ubicar su sede y su subsidiaria, no paga en ningún caso impuestos sobre estos instrumentos financieros. A partir de esta reforma, los Gobiernos podrán gravar todos los ingresos que consideren una "actividad económica sustancial".
El arte de eludir la tributación
Las artimañas de las grandes compañías para evitar el pago de los impuestos que les corresponden alcanzan nivel mundial. Por ejemplo, Apple, Google y otras empresas han instalado su sede de facturación en Irlanda, manteniendo en España sólo sociedades que declaran parte de los impuestos en concepto de comisiones por servicios prestados. Las autoridades investigan también a Starbucks, que podría estar beneficiándose de ventajas similares en Holanda.