
El año pasado el Gobierno aprobó una ley por la que se concedía el permiso de residencia por dos años al inversor extranjero que realizase una compra inmobiliaria de al menos 500.000 euros en España. La norma entró en vigor en septiembre y desde entonces solo 81 millonarios han solicitado el llamado visado de oro.
Además del supuesto de la compra de un inmueble, que dará derecho a un permiso de residencia por dos años y que podrá prorrogarse, la medida contempla otorgar la residencia a los extranjeros que realicen una compra de deuda pública por más de 2 millones de euros. Eso sí, no implica permiso de trabajo.
Pues bien, solo 81 millonarios se han acogido a esta medida. La mayoría, según los datos que recoge hoy Idealista.com, ha optado por la compra de una vivienda y alrededor de la mitad son chinos y rusos, mientras que otro 50% está formado por ucranianos, libaneses, ecuatorianos o qataríes, entre otros.
Según el portal inmobiliario, que cita a El País, de los 81 inversores, 72 han optado por la compra de una vivienda por un precio igual o superior a 500.000 euros. El resto ha optado por otras formas de conseguir el permiso de residencia como la compra de depósitos por un millón de euros o la puesta en marcha de proyectos empresariales de "interés general".
Sin duda, el visado de oro ha colocado a España en el mapa de los inversores chinos. No obstante, y a pesar del interés palpable, las ventas requieren su tiempo en un mercado como el chino. "No son de decisión fácil, tienen que tenerlo todo atado. El chino no está acostumbrado a invertir en propiedad inmobiliaria en el extranjero", apunta un experto del sector.
De momento, los datos de compra en los primeros meses de las visas de oro muestran que este tipo de inversión despega lentamente. "Las cifras no son muy altas, pero es un recorrido a largo plazo", concluye el experto.