
No es de extrañar que el impacto más significativo en los trabajos de revisión forense durante los últimos 10-15 años sea el aumento del volumen de los datos. Parte de la asistencia de los auditores forenses al asesor jurídico consiste en identificar, recopilar, revisar y analizar toda la documentación relevante, y presentar conclusiones de forma que puedan ser comprendidas por el usuario final que, además del cliente y dependiendo de la cuestión que se trate, pueden ser los reguladores, otras partes en litigio y sus asesores jurídicos, así como los tribunales competentes.
Antes, la recopilación de datos solía centrarse exclusivamente en los papeles guardados en estanterías, almacenes y archivos. Ahora hay que buscarlos en servidores, ordenadores, agendas electrónicas y teléfonos inteligentes, ya que hay innumerables documentos que se cargan en programas informáticos de revisión y de eDiscovery -localización de información electrónica para fines forenses-.
En muchos aspectos, manejar datos electrónicos está requiriendo más tiempo y generando más riesgos que cuando el papel era el soporte mayoritario. Quizás, entonces, resultaba más fácil determinar la relevancia de la información que ahora que los datos electrónicos son un elemento clave de casi todos los trabajos y donde es habitual que existan numerosos sistemas relacionados que comparten datos. Por ello, actualmente, es clave que el cliente identifique con el auditor forense y/o el asesor jurídico los datos que pudieran ser relevantes.
El volumen de datos y las posibles complicaciones para obtenerlos influirá en el tiempo que tarda el auditor forense en llevar a cabo su trabajo, por lo que la comunicación entre el asesor jurídico y el auditor forense es esencial para gestionar las expectativas y los plazos.
Ahora es vital la ayuda del cliente
En el pasado, un trabajo típico de auditoría forense no solía exigir demasiado del cliente, salvo la información general y relevante, y alguna ayuda para localizar la documentación, acceder a la misma e interpretarla, pero esto ha cambiado de forma significativa en la era de los datos. Ahora, por ejemplo, es vital la ayuda del cliente para conocer la compleja configuración de su servidor y sus políticas de almacenamiento de datos.
Otro punto importante en el análisis de datos es la fiabilidad e integridad de los mismos. El asesor jurídico debe conocer y ser consciente de dónde proceden los datos y cualquier limitación con respecto a éstos, como, por ejemplo, que los datos correspondientes a algunos periodos estén incompletos. Una vez identificados los datos relevantes, debe comprobarse que son íntegros, de tal manera que un auditor forense no puede afirmar que se ha realizado una revisión completa de, por ejemplo, todos los gastos si no tiene la seguridad de que se han recibido todos los datos relevantes. Si los datos no son completos, fiables ni razonables, la utilidad del análisis de esos datos será limitada.
Por último, dependiendo de la complejidad de los aspectos relativos a los datos, podría ser necesario contar con un perito específico distinto que testifique sobre esta materia. En cualquier testimonio, ya se trate de una investigación o una evaluación de la cuantía de los daños, que se base en datos, es de esperar que formen parte del examen aspectos tales como el modo en que se recabaron, analizaron y comunicaron los datos. El asesor jurídico y el perito a los que se ha recurrido tienen que compartir el mismo punto de vista en lo que respecta a la función que han desempeñado los datos en el trabajo y el impacto que ejercen en las conclusiones del perito.
Cuando se recurre a peritos forenses, los abogados deben implicarse activamente en el modo en que los datos están impactando en el trabajo y, en definitiva, en las conclusiones de su perito. De este modo, el asesor jurídico podrá comprender las pruebas que presenta su perito, lo que ayudará tanto en el interrogatorio directo del perito al que ha recurrido como en el contrainterrogatorio de los peritos de la parte contraria.
Vemos así que la profesión de auditoría forense está en constante cambio y evolución. Los autores de delitos económicos están descubriendo nuevos métodos para cometer fraude y los litigios son cada vez más complejos, con lo que, a fin de satisfacer las necesidades de los clientes, los auditores forenses han de adquirir nuevas habilidades y emplear nuevas técnicas para esa función tan importante como es el análisis de los datos.
Ángel Requena, socio del área de Forensic de KPMG en España.