En caso de apropiación indebida de un dinero, el "simple quebranto de una relación de amistad" que se ha prolongado "durante años", que sirvió para convertir en apoderado de un patrimonio al condenado, no autoriza la aplicación del tipo agravado que recoge el artículo 250.1.7 del Código Penal -abuso de relaciones personales-.
Según el Tribunal Supremo, en ese caso no se cumplen los requisitos que exige la doctrina, ya que su aplicación queda reservada a supuestos en que no sólo se quebrante una confianza genérica, sino que el delito se cometa "desde una situación de mayor confianza o de mayor credibilidad". Por este motivo, la sentencia recurrida por el condenado es estimada, rebajándose su pena.
Es la conclusión que alcanza una sentencia del Alto Tribunal, con fecha de 18 de julio de 2013, de la que es ponente el magistrado Marchena Gómez. En ella se resuelve un caso sobre administración desleal por parte del apoderado del recurrente, sin que se discuta la existencia de un delito de apropiación indebida, ya que el acusado, apoderado del demandante, se valió de su condición para hacerse con más de 200.000 euros de su víctima.
Sí que se debate sobre la aplicación del tipo agravado. Según el afectado, y tal y como reconoce la sentencia recurrida, existía una relación de "confianza anterior" y diferente a la que se crea con la conducta enjuiciada. Así, "la amistad venía ya de la madre de la querellante, que lo adoraba", siendo además amigo en el momento en que se le hizo cargo de su patrimonio".
Para el Supremo, sin embargo, aunque es "innegable que la relación de amistad entre autor y víctima puede servir de presupuesto para la aplicación del agravante", también lo es que "para que la amistad colme las exigencias del subtipo y justifique la agravación de la pena, ha de representar algo más que el simple contacto rutinario".
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