
La primera cifra de desempleo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, presentó al llegar a La Moncloa arrojó un dato de 4,422 millones de parados. Hoy, al fin, ha logrado anunciar una cifra mejor: 4,419 millones. Es una de las pocas cifras para presumir ya que en esta legislatura empeoran las de ocupados, activos y parados sin prestación.
Así, aunque el número de parados ha bajado, también lo ha hecho el de ocupados. Ahora hay 652.000 personas empleadas menos que cuando Rajoy llegó a La Moncloa, lo que lógicamente se nota en las cuentas de la Seguridad Social, que no logra salir de números rojos debido a la pérdida de ocupados.
De hecho, aunque el número total de parados haya bajado, la última tasa de paro, correspondiente a junio de 2014, era casi dos puntos mayor que la de diciembre de 2011, con un 24,47% frente al 22,56% de entonces. ¿Cómo se explican estos números? Fundamentalmente, por dos motivos: el desánimo, que hace que muchos parados dejen de estar inscritos en el INEM ante la falta de expectativas de conseguir un empleo, y la emigración de potenciales trabajadores.
Ambos datos también explican otra de las claves del mercado laboral en estos meses: los activos. Las personas dispuestas a trabajar y en edad de hacerlo se han reducido en más de medio millón, situándose al cierre del segundo trimestre de 2014 por debajo de los 23 millones de personas.
800.000 parados de larga duración más
Otro de los datos que Rajoy no ha logrado mejorar es el de paro de larga duración: en junio había 2,187 millones de personas que llevaban buscando un empleo (sin éxito) más de dos años. A finales de 2011, eran 800.000 menos los desempleados de larga duración, empeorando especialmente las cifras entre los mayores de 50 años, los más difíciles de recolocar.
Todo ello se nota en otra de las cifras claves del paro que también ha empeorado con Rajoy, como es el de parados sin prestación. Si en diciembre de 2011 eran 1,57 millones de desempleados los que no recibían ayudas, ahora son prácticamente 2 millones, lo que supone que más de 40% de los inscritos en el INEM no recibe ingresos públicos. Esto se nota también en el gasto que conlleva para el Estado y la realidad es que hoy las prestaciones por desempleo cuestan 500 millones menos al mes que en 2011 (con 1.945 millones frente a los 2.567 millones del mes que Rajoy tomó posesión).
Y si para los desempleados mayores de 50 años la situación es difícil, no lo es menos para los jóvenes. Desde 2011, el paro juvenil ha pasado del 48,9 al 53,5%.