
Un Tesla Model S usado vale en estos momentos más que uno nuevo, tal y como se desprende de una encuesta del portal de coches de segunda mano iSeeCars.com en EEUU. De acuerdo a sus resultados, los potenciales compradores de un Tesla estarían dispuestos a pagar, de media, 99.734 dólares, frente a los 69.900 que cuesta su versión de entrada (89.900 su tope de gama) comprada directamente al fabricante.
De este modo, la berlina eléctrica californiana está valorada muy por encima de su precio de salida, con una diferencia que aumenta si se recurre a las ayudas públicas de hasta 7.500 dólares por la compra de un vehículo de cero emisiones nuevo. Tesla también quiere controlar el mercado de coches usados para mejorar beneficios.
Pero, ¿cuáles son las causas de que un consumidor esté dispuesto a pagar tanto más por un coche de segunda mano? En esencia, la escasez de unidades en el mercado de unidades usados del joven Model S se une a la dificultad de la limitada capacidad de producción de Tesla para satisfacer la creciente demanda de sus automóviles y que conlleva un período de espera para recibir el pedido de varios meses, especialmente si se busca uno particularmente equipado.
"Tal vez a la gente le gusta comprar de segunda mano porque no quieren esperar un par de meses para la entrega de un nuevo Model S", concluye el CEO iSeeCars.com Phong Ly en declaraciones recogidas por Forbes.
Se trata de una coyuntura muy particular que, a mayor escala, se vive también en algunos mercados donde la escasez de oferta de coches nuevos o las limitaciones a la adquisición de automóviles lleva a quienes quieren comprar un vehículo usado a pagar un precio muy por encima del fijado por los concesionarios: Singapur, Venezuela o, más recientemente, Cuba son buenos ejemplos de ello.