El Gobierno aprobó el pasado viernes, 22 de febrero, un real decreto ley por el que se aprueban un conjunto de medidas dirigidas a impulsar la actividad económica y, en particular, el fomento del emprendimiento entre los jóvenes menores de 30 años que actualmente son demandantes de empleo.
La mayoría de estas medidas forman parte del paquete de la denominada Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven, versión española del Fondo Europeo contra el Desempleo Juvenil y del también europeo Programa de Garantía Joven. Esta estrategia parece que va a contar con un presupuesto superior a los 3.000 millones de euros, de los cuales un tercio será aportado por la UE con cargo al fondo extraordinario de 6.000 millones para el periodo 2013-2020, aprobado en la última cumbre de jefes de Gobierno.
En un escenario de escaso diálogo social, esta Estrategia no ha contado con la oposición explícita de los agentes sociales, aunque tampoco con la firma de un acuerdo específico, lo que provocó la introducción posterior por parte del Gobierno de alguna otra medida en materia de contratación que ha supuesto críticas desde el ámbito sindical. Por otra parte, las asociaciones de autónomos hemos valorado en positivo las medidas dirigidas a la iniciativa económica de los jóvenes, sin duda acertadas y sobre todo prácticas para este colectivo.
La realidad es que en el último trimestre del año 2012 contamos con 9.492 autónomos menores de 30 años menos que el mismo trimestre del año anterior; es decir, el autoempleo joven, a pesar de las dificultades que ofrece el mercado ordinario de trabajo, continúa decreciendo. Los jóvenes que comienzan abandonan la actividad demasiado pronto, y son pocos los que asumen la decisión de sustituirles. Sin embargo, la existencia a esa fecha de 217.000 trabajadores por cuenta propia por debajo de esa edad debería animarnos a impulsar su consolidación y fomentar nuevas incorporaciones.
Medidas como la de la denominada tarifa plana, con una reducción del 80% en la cuota de la Seguridad Social en los primeros seis meses, la compatibilidad del cobro de la prestación por desempleo con el alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos también en el mismo periodo temporal, o el mantenimiento del derecho de suspensión y reanudación de esta prestación durante 5 años, pueden ser la mejor aceleradora de proyectos jóvenes que asumen este riesgo con una mayor protección.
Pero faltan cosas...
Faltan, sin duda, medidas; las más importantes, poner orden en la intrincada jungla de la burocracia y ordenar los servicios administrativos sin producir duplicidades.
Tampoco podemos olvidar que es en el tramo de edad de 30 a 45 años cuando más disposición al autoempleo se detecta y, por lo tanto, algunas de estas nuevas medidas deben ser extendidas a otros colectivos. Quizá sea la futura ley de emprendedores, renovado el anuncio y el compromiso por parte del presidente del Gobierno, la que debiera dar respuesta a estas pretensiones para todos los autónomos actuales y futuros.
Hacienda también debe ya explicar cuál será el cambio en el sistema de liquidación y pago del IVA para empresas con menos de dos millones de facturación, con el fin de valorar en toda su extensión el valor de esta medida que parece ser tendremos en 2014, aunque con algo más de dos años de retraso desde su anuncio a bombo y platillo.
Pero en todo caso, más allá del acierto y la buena disposición normativa, no habrá emprendimiento ni emprendedores sin abordar una serie de cambios en la política económica. Sin duda, las previsiones de crecimiento económico, la evolución negativa del consumo interno y especialmente la sequía catastrófica en el crédito a empresas y particulares no ofrecen el mejor escenario para que las políticas de impulso económico o de fomento del empleo lleguen a tener éxito y podríamos conocer una nueva frustración con respecto a las expectativas creadas.
Sebastián Reyna, secretario general de UPTA España.
