
Crece la tensión entre Panamá y el Grupo Unidos por el Canal (GUPC), el consorcio empresarial liderado por Sacyr que se encarga de las obras de ampliación del estrecho. El Gobierno centroamericano se plantea demandar a GUPC por daños y perjuicios en el caso de que paralice las obras.
Sacyr comunicó el pasado lunes por carta a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) que en 21 días paralizaría las obras ante la falta de liquidez, reclamando un total de 1.600 millones de dólares (1.200 millones de euros) por sobrecostes. Un monto que, según la GUPC, Panamá se habría comprometido verbalmente a asumir y que ahora se ha negado a "hacer honor" a su palabra y asumir el sobrecoste.
Así, fuentes próximas a la negociación han confirmado a elEconomista que la ACP no está dispuesta a pagar y que considera la maniobra del consorcio liderado por la constructora española "un chantaje".
Estas fuentes explican que, en el caso, de que tal y como dice Sacyr, se abandonen las obras -que están concluidas en un 65%- a la ACP no le quedará más remedio que presentar la demanda para intentar su reanudación cuanto antes. El importe que se exigiría no está decidido todavía, pero se estima que se eleve hasta más de 1.000 millones de dólares.
Seguir con las obras
En este sentido, el administrador de la obra, Jorge Quijano, aseguró el miércoles que no cederán a las "presiones" del consorcio empresarial formado por el grupo que dirige Manuel Manrique, la italiana Impreglio, la belga Jan de Nul y la panameña Cusa y anunció que en caso de que la contratista no "tengan la capacidad para cumplir con los compromisos pactados pondrá en acción los mecanismos del contrato que le permiten completar la obra".
"Las obras no se van a detener y estamos preparados para hacerlo", aseguró Quijano hace unas semanas. Por su parte, el exadministrador de la ACP, Alemán Zubieta advirtió ayer que "abandonar el proyecto tendrá consecuencias muy graves para las empresas concesionarias".
Presiones a España e Italia
Por su parte, el presidente panameño, Ricardo Alberto Martinelli, se sumó al conflicto por el futuro de las obras del Canal Panamá y anunció que va a viajar a España e Italia para exigir el cum- pliento de los acuerdos a los gobiernos de Mariano Rajoy y Enrico Letta porque le "expresaron su apoyo al proyecto".
"Yo creo que hay una responsabilidad moral del gobierno español e italiano porque empresas de esos países" son los que están a cargo de las obras de ampliación de la vía acuática. "Yo voy a ir a Italia y España a exigirle a estos gobiernos pues existe una responsabilidad moral", recalcó, después de aseverar que espera que las negociaciones sigan abiertas.
Así las cosas, y pese al cruce de acusaciones, el contacto entre ambas partes es permanente y tal y como comunicó ayer Sacyr a la CNMV, "GUPC mantiene abierta la interlocución para alcanzar un acuerdo satisfactorio".
Información errónea
Mientras la Autoridad del Canal asegura que el preaviso de GUPC es una maniobra para conseguir 1.600 millones de dólares más de presupuesto y apunta a un incumplimiento por parte del contratista, el consorcio empresarial asegura que el desvío presupuestario (estaba valorado en 3.200 millones de dólares) se debe "a costes imprevistos y deficiencias en el proyecto presentado por Panamá no imputables al constructor".
Así, desde Sacyr explicaron a este diario que el proyecto incial aporta información errónea. Por ejemplo, los datos aportados por el Canal explican que el basalto que se necesitaba para el hormigón se encontraba en la superficie de una zona cercana a la obra y que era el adecuado para el proyecto. En cambio, cuando el consorcio fue a por el basalto se encontró que no estaba en la zona prevista, que había que excavar para obtenerlo y que había que aditivar el hormigón para cumplir con las condiciones exigidas. El cambio de planes se ha llevado por delante gran parte del gasto previsto.
El consorcio explica que el presupuesto está mal hecho y que su oferta está un 5% por debajo de lo calculado por la ACP.
La noticia de la posible salida de Sacyr de Panamá sentó como un jarro de agua fría en el mercado y las acciones del grupo cayeron ayer un 8,95 por ciento. Abrió el día con descensos del 18 por ciento.