
Pescanova parece dispuesta a llevar su desafío a la CNMV hasta las últimas consecuencias. El presidente de la compañía gallega, Manuel Fernández Sousa, ha dado instrucción a su equipo de no facilitar información ni a BDO, la firma que debe auditar y supervisar sus cuentas, ni a la banca acreedora, negándose, entre otras cosas, a dar los datos sobre la deuda real.
La gravedad de la situación es tal que la banca rechazó ayer reunirse con el director financiero del grupo, José Manuel Gil González. "No vamos a reunirnos para tomar café. Nos reuniremos cuando nos den información".
La CNMV exigió a mediados de mes a la empresa que presentara sus cuentas auditadas por el consejo antes del pasado 22 de marzo, después de que no lo pudiera hacer en tiempo y forma en febrero. Pero Fernández Sousa, que se niega incluso a convocar al consejo de administración, pidió entonces otros 8 días laborales más de prórroga, hasta el 5 de abril.
El plazo vence así el martes de la semana que viene y, según han confirmado fuentes financieras, parece que ni siquiera entonces será posible la presentación de los estados financieros.