El escándalo de la evasión fiscal de miles de empresarios alemanes en el pequeño paraíso fiscal de Liechtenstein ha vuelto a despertar lo que siempre ha sido un quebradero de cabeza para las autoridades económicas comunitarias y para el normal desarrollo del mercado europeo de capitales: la injusticia que supone el hecho de que algunos ciudadanos eludan el pago de impuestos en su país a través de ingresos en bancos ubicados en paraísos fiscales.
El caso del paraíso fiscal de Liechtenstein ha girado las miradas del Gobierno español y francés hacia Andorra, un país muy próximo en el que viven sólo 82.000 personas. En este territorio -cuya moneda es el euro aunque rechaza formar parte de la UE- el secreto bancario se considera como un baluarte nacional que el Gobierno liberal y los bancos no están dispuestos a eliminar. "No podemos renunciar al secreto bancario, pero eso no nos convierte en sospechosos de la evasión fiscal", comentó a elEconomista Albert Pintat, jefe del Ejecutivo andorrano.
Refugio de grandes fortunas
Sin embargo, el caso de Liechtenstein ha vuelto a encender todas las alarmas en cuanto a Andorra como refugio de capitales para deportistas, artistas y grandes fortunas. Sonado fue el caso de la tenista Arantxa Sánchez Vicario, que eligió este país para no tener que pagar impuestos. Sergi Bruguera, su hermano Javier Sánchez Vicario, Montserrat Caballé, José Carreras y varios jugadores profesionales de golf o del mundo del ciclismo también tienen fijada su residencia en este paraíso fiscal.
Con su elección, consiguen evitar el sistema impositivo español, mucho más elevado. Sin embargo, esta situación también acarrea incomodidades para quienes optan por alejar sus rentas de la Hacienda española. En primer lugar, los residentes fiscales en lugares como Andorra deben acreditar que no residen en España más de seis meses, lo que en ocasiones es difícil, a fin de que no se les considere residentes en España, en cuyo caso deberían declarar ante Hacienda todos sus ingresos.
El secreto bancario en vigor en Andorra reposa sobre la protección de la esfera privada del individuo. Un principio fundamental y una tradición en el Principado, que ha desembocado en una legislación que ha atraído a fortunas de todo el mundo. El país pirenaico, en las principales listas de paraísos fiscales, siempre ha arrastrado una imagen de oscurantismo en su sistema financiero, al que muchos han vinculado a operaciones de evasión fiscal y blanqueo de dinero negro. En Andorra -donde no se pagan impuestos en las transacciones internas y tampoco tributan los depósitos bancarios- la principal actividad de los bancos se centra en la gestión de patrimonios. Esto significa que la única forma de crecer es salir al exterior.
En la lista negra
Este oscurantismo explica que Andorra, al igual que Liechtenstein, esté bajo el punto de mira de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y la incluya dentro de su lista negra de paraísos fiscales. En una declaración, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, advirtió de que "mientras haya centros financieros en paraísos fiscales como Andorra que se nieguen a cooperar en el intercambio bilateral de información fiscal y no se ajusten a los estándares internacionales de transparencia, los residentes de otros países seguirán tentados por la evasión fiscal".
Precisamente el carácter opaco de los paraísos fiscales impide un conocimiento detallado de sus transacciones, salvo en los casos de escándalos financieros, con sentencia o no, como Enron o Parmalat o Gescartera. La mayor información técnica disponible proviene paradójicamente de informes internacionales, pero son datos macroeconómicos o generales. El problema básico es que se suprimieron los controles estatales sobre los movimientos del capital y no existen controles a nivel internacional. De ahí los problemas del blanqueo de dinero sucio de la droga o de la financiación del terrorismo o la evasión fiscal que está reduciendo los ingresos fiscales, incluso de grandes países como Alemania o Estados Unidos.