Banca y finanzas

Blesa admite que compró la mansión en Miami para dar "fiestas y cócteles"

  • Reconoció ante el juez que la casa servía para organizar actos de representación
La mansión que Caja Madrid tenía en Florida. Foto: J. Arraiz.

Las cajas de ahorro son instituciones de crédito sin ánimo de lucro, que tienen como propósito fomentar el ahorro popular y acometer una función social de carácter benéfico. Pero el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, no pareció entenderlo del todo. Sólo así se explica que en abril de 2006 utilizara 10,5 millones de dólares (6,7 millones de euros en el momento de la transacción) del dinero de los impositores para comprar un lujoso palacete en Cayo Vizcaíno, en Miami, la capital de Florida.

Parece difícil de explicar, pero Blesa quería que Caja Madrid, sin ninguna presencia entonces en Florida, tuviera una mansión de 1.570 metros cuadrados, con dos plantas, cuatro habitaciones, cinco baños, una amplia piscina exterior, en la que disfrutar de la sombra de las palmeras, a pie de mar y con un muelle con cinco amarres, con capacidad para que puedan atracar hasta dos yates de gran calado.

Quizás fuera que estuviera ubicada a tan sólo unos metros de la residencia de verano de la familia del expresidente norteamericano Nichard Nixon, o que famosos de la talla de Gloria Stefan, Jennifer López o incluso Alejandro Sanz fueran vecinos.

Cuando el pasado miércoles, antes de enviarle a prisión, el juez Elpidio José Silva, le preguntó a Blesa el porqué de esta compra -Bankia ha tenido que venderla ahora por 7 millones de dólares (5 millones de euros)-, el expresidente de la entidad no dudo a la hora de responder: el palacete de Cayo Vizcaíno servía para organizar "fiestas y cócteles".

En teoría, la mansión, ubicada en el 890 de Habor Drive, era la residencia habitual del director de la división de Banca Corporativa de Miami Latinoamérica de Caja Madrid, que no era nada más que una pequeña oficina de representación. Pero en la práctica se utilizaba para actos de representación de la entidad en el área. En uno de ellos, por ejemplo, sirvió para agasajar a los participantes en una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los que asistieron en aquel momento se mostraron perplejos, según algunas fuentes consultadas. Y es que parecía más la casa de alguien como Julio Iglesias que de una entidad de crédito española, de carácter benéfico. "Y no damos dividendo", cuenta que dijo entonces un alto directivo de Caja Madrid.

El destino deparó además que fuera precisamente allí, en Miami, donde se localizara la primera ficha del dominó que activaría el desplome del negocio inmobiliario en Estados Unidos, derivado de las hipotecas subprime.

Sin embargo, Caja Madrid no suscribió una de estas hipotecas para adquirir la residencia. Blesa prefirió que se financiara con un crédito de la misma Caja Madrid, apoyándose para ello, eso sí, en una sociedad interpuesta: 890 Harbor Drive, con tres ejecutivos de la entidad figurando como administradores. Entre tanto, la residencia del prestigioso barrio de Harbor Drive se convirtió así en un buen refugio para guarecerse de la tormenta financiera ya que, junto a la favorable climatología de la zona a lo largo de todo el año, es un marco idílico para pasar unos días de reposo lejos del estrés de los mercados financieros. La joya inmobiliaria, que ha ido perdiendo lustro hasta su venta este mismo año, apareció por primera vez en la contabilidad de la caja en 2007, incluida en el Informe de Gobierno Corporativo, sin que nadie en el consejo de administración de la caja pusiera entonces ningún tipo de pega.

Ha sido ahora el juez Elpidio José Silva, que está investigando el sobreprecio pagado por el City National Bank of Florida en 2008, el que ha dejado las cosas claras. La culpa no fue de la tormenta financiera. Fue Blesa el que provocó el tsunami que se llevó por delante a Caja Madrid y que tras su fusión con otras entidades en la actual Bankia ha dejado un agujero de 22.500 millones de euros, que ahora tienen que pagar todos los contribuyentes. "Una gestión nefasta, con indicios de criminalidad", dice el juez.

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