A debate

Paco Gil: "No soy un especulador, sino un zapatero"

Paco Gil.

Atiende a elEconomista por teléfono, desde Elda, mientras ultima los detalles de la feria de Calzado Micam, que se celebra desde el pasado domingo y hasta el miércoles 7 de marzo en Milán. No hay crisis que valga, hay que estar allí: "Es la feria internacional por antonomasia", dice Paco Gil. Su firma homónima está presente en siete países a través de establecimientos multimarca, pero prevé abrir dos tiendas propias en China para combatir la caída de las ventas en los mercados tradicionales. Este alicantino heredó las ganas de ser zapatero de su padre, que le permitió formarse en prestigiosas firmas del sector de EEUU e Italia.

¿Cuánto le cuesta tener presencia en Micam?

Seis billetes de avión, el alojamiento, el stand... Entre 80.000 y 100.000 euros.

Pero la empresa se está apretando el cinturón. ¿En qué medida lastra la crisis sus ingresos?

La facturación [que ronda los 10 millones de euros] no ha caído tanto, pero el beneficio lo ha hecho en un 70 por ciento. La media de pedidos ha disminuido muchísimo, así que las producciones son mucho más cortas y, por ende, mucho más caras.

¿En qué punto está el proyecto de abrir tiendas en Beijing y Shanghai?

Mantenemos conversaciones con una empresa que nos podría asesorar para entrar en China y hemos visto varias ubicaciones que nos interesan, sobre todo centros comerciales. También estamos negociando aperturas en Alemania, pero la crisis nos seca financieramente y la mayor parte de los recursos los dedicamos al día a día.

¿Fabrican en China?

No, lo hacemos en España. Quizá no somos tan grandes como seríamos de abaratar el producto, pero esa no es mi prioridad. No tengo mentalidad de multinacional. No soy un especulador, sino un trabajador; no soy un empresario, sino un zapatero.

Desde que montó la empresa en 1982 hasta hoy, ¿cómo ha cambiado para usted el panorama?

Antes, mis principales clientes eran grandes cadenas, cada una de las cuales podía tener 15.000 puntos de venta. Hoy, esos clientes prácticamente han desparecido y los que nos compran ya no lo hacen en tanta medida; tienen miles de tiendas, pero compran mis zapatos para 15. Por eso ahora me asocio con empresas de un tamaño similar al mío, de forma que yo sea tan importante para ellas como ellas para mí. Me refiero a boutiques multimarca, de entre dos y 12 tiendas.

Su empresa sigue siendo familiar. ¿Nunca ha pensado en dar entrada a capital externo?

Me lo han propuesto muchas veces, pero aún nos podemos defender solos. Además, lógicamente, nuestra empresa no vale lo mismo que hace diez años. He hecho joint ventures en Europa e incluso me propusieron comprarme la marca, pero mi ilusión era que mis hijos continuasen con ella. Y así está ocurriendo.

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