Economía

El empresariado catalán impulsa el 'plan Miñón' de cambio constitucional

  • La estrategia: ampliar las competencias usando los mecanismos de la Carta Magna
Herrero de Miñón

Si hay un colectivo que se está esmerando a la hora de mediar y buscar vías de entendimiento entre la Generalitat y el Gobierno ése es el de los empresarios catalanes. Y en amplios círculos de hombres de negocios de la mencionada comunidad autónoma cunde, y así lo están haciendo saber en La Moncloa, la convicción de que la mejor vía para evitar la consulta de noviembre es impulsar un cambio constitucional al estilo del diseñado por, precisamente, uno de los padres de la actual Carta Magna: Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.

Según las fuentes empresariales consultadas por elEconomista, lo que más seduce del plan de tres fases elaborado por el prestigioso exdiputado se encuentra en el hecho de que el plan Miñón no se empecina en sacar adelante un propósito que, hoy por hoy, tiene muy pocas posibilidades de prosperar, y que incluso podría complicar todavía más las negociaciones.

Así, el propio Rodríguez de Miñón ha dejado claro en repetidas ocasiones que no cree en la conveniencia de perseguir una reforma a fondo de la Constitución. En su lugar, el político aboga por llevar a cabo una modificación desde dentro de ella misma (en su círculo se habla en concreto de una "mutación" del texto constitucional). En otras palabras, la estrategia pasa por hacer un añadido en el capítulo de Disposiciones adicionales que el texto constitucional contiene.

Actualmente, dichas disposiciones son solamente cuatro y todas ellas conciernen a las comunidades autónomas, en particular regula determinadas peculiaridades de las mismas. De hecho, la primera de esas disposiciones establece "el amparo y respeto de los derechos históricos de los territorios forales" (País Vasco y Cataluña). La tercera, por su parte, blinda el régimen económico y fiscal que es distintivo del archipiélago canario.

Lengua y financiación

Por tanto, el objetivo de Herrero de Miñón y sus colaboradores es, en primer lugar, conseguir un reconocimiento (y un blindaje) específico para Cataluña, con competencias ampliadas de carácter variado: lingüístico, educativo y, por supuesto, fiscal y de financiación.

En suma, lejos de violentar la Constitución, el que es uno de sus progenitores (y los empresarios que le respaldan) ofrecen la opción de no ir más allá de desarrollar el apartado de la ley suprema que, precisamente, se previó para contener las peculiaridades de las comunidades autónomas. Llegados a este punto, la estrategia Miñón sigue su curso a través de dos etapas posteriores.

En primer lugar, una vez llevada a cabo la mutación constitucional, el Gobierno central y la Generalitat pactarían el nacimiento de una institución específicamente nacida para velar por el cumplimiento del nuevo statu quo entre las dos Administraciones. Es más, bajo estas circunstancias, sí que podría organizarse una consulta sobre el funcionamiento de este nuevo organismo, sin conculcar las reglas del juego que están ahora vigentes, como ocurriría en el caso de las votaciones del 9 de noviembre si éstas se celebrasen.

Así, el plan Miñón invoca específicamente el artículo 152 de la Constitución. Para encontrarlo hay que acudir al tercer capítulo de la Carta Magna, el dedicado precisamente a las comunidades autónomas, y, de él, lo que es realmente importante, la disposición segunda.

Referéndum legal

De acuerdo con ella, queda establecido que toda modificación de un estatuto de autonomía se tiene que someter a "referéndum entre los electores inscritos en los censos correspondientes". La creación de una institución regulatoria como la que se derivaría del pacto entre el Gobierno central y la Generalitat es, ante todo, un cambio estatutario, en la medida en que Cataluña no ha dejado en ningún momento de ser una comunidad autónoma para convertirse en un Estado propio.

Quedaría, por tanto, evitado el ya famoso "choque de trenes", propósito que guía las líneas maestras de la estrategia de Herrero de Miñón. Por ello, cuenta con la consideración de los empresarios; ahora, falta por demostrar que tenga efectos en la clase política.

Almuerzos y coloquios destinados a abrir una 'tercera vía'

Los empresarios catalanes llevan tiempo trabajando por encontrar el término medio entre la deriva soberanista del 'president' Artur Mas y el rechazo sin fisuras de la misma que mantiene el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Para ello, se han creado grupos de trabajo entre Barcelona y Madrid, como el denominado 'Puente Aéreo', o se han organizado conferencias, portagonizadas por referentes como el padre de la Constitución Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón o el expresidente de Navarra, Miguel Sanz, quien acudió para explicar el modelo foral de su autonomía de procedencia. Los almuerzos y las cenas también han sido un recurso habitual. De hecho, fue en una de aquéllas, a finales de junio pasado, donde el presidente de la patronal Fomento del Trabajo, Joaquim Gay de Montellà, lanzó su propuesta basada en cuatro pilares: reconocimiento de Cataluña como nación, más competencias lingüísticas, agencia tributaria propia y más competencias locales.

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