Órdago al Ministerio de Industria. Ante la negativa de Jose Manuel Soria, titular de la cartera, de prorrogar dos meses el plazo para pedir alargar la vida de Garoña, Iberdrola y Endesa se han plantado y no han solicitado la renovación de la explotación de la central por la incertidumbre regulatoria.
Esta decisión pone en jaque el futuro de la planta burgalesa, cuya licencia expira en 2013. Si no se renueva, Nuclenor, participada al 50% por las dos eléctricas, tendrá que parar y desmantelar Garoña en menos de un año. "Ante la incertidumbre regulatoria, Nuclenor no está en condiciones de solicitar a Industria la renovación de la licencia de explotación de la Central de Garoña", aseguró la empresa en un escrito enviado al Ministerio de Industria.
El quid de la disputa está en que Endesa e Iberdrola no saben todavía si van a tener que pagar la tasa a la energía nuclear de 10 euros por megavatio, que Industria puso sobre la mesa y que supondría un desembolso adicional de 900 millones de euros. Las eléctricas querían más plazo para que se resolvieran las incertidumbres y al no obtenerlo han resuelto no solicitar la renovación de la licencia que les permitía explotar la central hasta 2019. Pese a este choque de posturas, Nuclenor está dispuesta a pedir alargar el plazo de Garoña cuando se despejen las incógnitas en torno a la viabilidad económica de la planta.
"Técnicamente, Garoña reúne todas las condiciones para continuar operando de una manera fiable y segura", explican en el escrito. Lo que está en duda no es la seguridad de la planta si no su viabilidad económica. Estas compañías eléctricas han explicado que el pasado año esta central entró en pérdidas y el año precedente tan sólo obtuvo un beneficio de 40 millones de euros, una cifra que se llevaría por delante un gravamen como el mencionado.
Teniendo en cuenta estos parámetros, Endesa e Iberdrola se plantearon no continuar operando Garoña, por lo que finalmente han resuelto ejercer así una presión adicional a Industria, que no se esperaba este cerrazón al impuesto porque a cambio aprobaría alargar la vida de todas las centrales nucleares siempre que cumplieran con los requisitos de seguridad.
Pero la verdad es que a raíz del accidente de la central de Fukushima los operadores se han visto obligados a realizar mayores inversiones. Así que la posibilidad de no continuar con la central se ha tornado más en un realidad que en una amenaza. Se trata de un envite en toda regla porque para el Gobierno supondría perder 400 megavatios de energía "barata", frente a las tecnologías más inmaduras.
Ajuste a las renovables
Respecto a los avances en la reforma, Soria volvió a insistir en que las renovables son parte del problema y que, por ello, también serán parte del ajuste.
Respecto al empeoramiento del estado del alcalde de Alburquerque, Ángel Vadillo, el ministro mostró sus deseos de que mejorará y explicó que no atendió sus peticiones porque le propuso una situación particular, al pedir la exención de dos proyectos en sus municipios. "Tiene que prevalecer el interés general", añadió.
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