Economía

Alemania, dispuesta a aceptar que España incumpla el objetivo de déficit

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Foto: Archivo

La presión asfixiante que Alemania ha ejercido hasta ahora sobre el Gobierno español, para que éste cumpla con sus compromisos de consolidación fiscal, austeridad y reformas, parece que empieza a aflojar. El todopoderoso ministro germano de Finanzas, Wolfang Schäuble, está dispuesto a ser indulgente con nuestro país en el caso de que se produzca una desviación del objetivo de déficit, pactado con Bruselas en el 6,3% del PIB para este año.

Algo que a estas alturas del ejercicio ya todo el mundo da por seguro que ocurrirá y que, en principio, hubiera debido desencadenar una cascada de represalias y nuevas exigencias de recortes por parte de nuestros socios comunitarios.

Sin embargo, según señalaron a elEconomista fuentes europeas, Schäuble habría aprovechado la última reunión del Eurogrupo -los ministros de Finanzas de los países que forman parte de la moneda única- celebrada el lunes en Luxemburgo, para dejar entrever su predisposición a mostrarse tolerante con un incumplimiento español, debido, sobre todo, a una serie de datos esperanzadores que empiezan a darse en nuestra economía.

El más importante, según consideran los expertos alemanes, es la evolución de nuestra balanza por cuenta corriente, el indicador que mejor resume cómo interactúa la economía española con las del resto del mundo y que mide nuestra capacidad o nuestra necesidad de financiación.

Déficit disparatado

Durante la fuerte expansión económica que vivió España en el periodo 2000-2007, nuestro país acumuló un déficit por cuenta corriente que muchos analistas llegaron a considerar disparatado -con independencia de que los tipos de interés fueran muy bajos- y que ponía de manifiesto un desequilibrio difícilmente sostenible.

Una economía no puede mantener durante demasiado tiempo que el gasto de sus residentes nacionales (empresas, familias y Administraciones) sea superior a la renta nacional, ni que el ahorro nacional sea menor que la inversión. La apelación a la financiación exterior sólo es aceptable si se utiliza de forma puntual y para inversiones que luego proporcionen ingresos, algo que no ocurría en el caso español, ya que se pedía dinero fuera para financiar consumo puro y duro.

Esta perniciosa tendencia se ha invertido de forma palpable, hasta el punto de que en el pasado mes de julio, al que corresponde el último dato disponible, la balanza por cuenta corriente ha entrado en positivo, con un superávit de 500 millones de euros. Algo que no ocurría desde hace muchos años. El ejercicio de 2011 terminó, según el Banco de España, con un saldo negativo de 37.497 millones de euros.

El otro elemento esperanzador que el Gobierno alemán aprecia en nuestra economía son los incipientes resultados que sobre el empleo estaría empezando a tener la reforma laboral. Las últimas estadísticas tanto de paro registrado como de tasa de desempleo no están siendo buenas, aunque los expertos consideran que sin reforma laboral serían incluso peores. Las modificaciones normativas aplicadas por Trabajo han proporcionado a las empresas unos elementos de flexibilidad en salarios, plantillas y jornadas de los que no disponían hasta ahora y que les permiten adaptarse a las circunstancias sin tener que recurrir a los despidos.

Desde Berlín recuerdan al Gobierno de Rajoy que si la economía alemana ha atravesado la crisis sin destruir empleo ha sido precisanmente porque las empresas de aquel país contaban con una flexibilidad normativa muy similar a la que ahora se ha puesto en marcha en España. En el año 2009, hasta ahora el peor ejercicio de la crisis, el Producto Interior Bruto español sufrió una contracción del 3,7%.

Esta debacle se vio acompañada de la destrucción de 1,2 millones de puestos de trabajo. Ese mismo año, el PIB germano registró una caída de más del 5%, pese a lo cual el país fue capaz de crear más de 20.000 empleos. La explicación está en que Alemania ya había hecho una reforma laboral que permitió a sus empresas aplicar, entre otras medidas, una moderación salarial que se manifestó vital para su supervivencia.

Italia y Francia no cumplirán

Otra de las razones por las que Wolfgang Schäuble se muestra dispuesto a ser moderadamente tolerante con una posible desviación del déficit español es que muy pocos de los socios del euro van a cumplir con sus compromisos de consolidación fiscal, salvo la propia Alemania.

Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional, Francia registrará el año que viene un déficit del 3,5%, cinco décimas por encima del compromiso adquirido con Bruselas. Italia, por su parte, cumplirá este año, pero no el que viene, cuando anotará un déficit del 1,8%, frente al 0,5 comprometido.

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