Turismo y Viajes

Escapada a Cracovia y Varsovia

El pasado puente de diciembre tuve ocasión de visitar durante unos días dos de las ciudades más conocidas de Polonia: Cracovia y Varsovia y, aunque me hubiera gustado disponer de más tiempo para disfrutar de ellas, hoy quería comentaros las impresiones que ambas me han causado.

Nuestra visita comenzó en Cracovia. Sólo fue un día lo que tuvimos para recorrer la ciudad y, evidentemente, resultó escaso. Aún así pudimos pegarle un primer vistazo.

Desde el barrio judío, con la calle ancha como centro neurálgico del barrio, pocos son los vestigios que quedan de esta comunidad que fue masacrada durante la II Guerra Mundial: alguna sinagoga convive con las pocas construcciones que se mantienen de la época previa al holocausto. Aunque, poco a poco, van surgiendo nuevas galerías de arte y restaurantes que han hecho que la zona esté viviendo un resurgimiento.

Dejando atrás nuevas construcciones y edificios de hormigón, con un marcado carácter soviético, llegamos al casco viejo de la ciudad, rodeado por un cordón verde en el que antaño se situaron las murallas. Traspasarlo y adentrarte a pie en la parte antigua la ciudad, encandila sin remedio a los visitantes. Bonitos edificios y numerosas iglesias salen a nuestro paso y nos hacen partícipes de la importancia de la religión católica en la ciudad (recordemos que el Papa Juan Pablo II era polaco y su vida estuvo muy ligada a Cracovia). La gran plaza del mercado, que en estas fechas se llena de puestos navideños, se convierte en el centro de una ciudad en la que callejear se hace una delicia que resulta indispensable para descubrir todos sus encantos.

Minas de sal.

Muchos son los lugares y museos que se pueden visitar en la ciudad y sus alrededores: desde las minas de sal de Wielizcka (a poco más de 10 km de la ciudad), el campo de concentración de Auschwitz (a unos 70 km de distancia), pasando por el Museo Histórico de la ciudad (situado en la propia plaza del mercado).

Por otra parte, la capital de Polonia, Varsovia, no le va muy a zaga a la niña bonita del país (Cracovia) y, pese a que fue destruida por completo durante la II Guerra Mundial, su casco antiguo fue reconstruido (en base a fotografías y cuadros que se conservaron tras la guerra) creando un núcleo "histórico" con mucho encanto que en las fechas navideñas muestra su mejor cara, con bonitos adornos navideños e iluminación.

Varsovia.

En la ciudad está muy presente su reciente historia y el Museo de la Insurrección o el Ghetto dan buena cuenta de ello. Pero también los grandes edificios soviéticos tienen su espacio y así el Palacio de la Cultura y la Ciencia preside imponente el km 0 de Varsovia. Sin embargo, si lo que uno quiere es dejarse llevar por la naturaleza y dar un paseo por el "Central Park" de Varsovia, el Parque de Chopin será su lugar.

En definitiva, han sido dos ciudades que me han sorprendido gratamente y a las que estoy deseando volver. ¿Os apuntáis?

Bio Helena:
Helena es autora de Mi maleta y yo y miembro de Globellers, donde nos cuenta sus aventuras por el mundo, mostrando especial predilección por las antiguas culturas y civilizaciones, pero también por la naturaleza y grandes urbes actuales.

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