Turismo y Viajes

Airbnb no se baja de la burra: "Nuestra filosofía es la economía colaborativa"

  • La plataforma estima un impacto de 323 millones en la economía española por su actividad en Madrid.

"La esencia de lo que nosotros hacemos es poner en contacto a los 'anfitriones' con los 'huéspedes'; somos una plataforma que ofrece la experiencia de viajar sintiéndose como un local". Estas han sido las palabras con las que Arnaldo Múñoz, director general de Airbnb en España y Portugal desde hace dos meses, ha abierto la primera rueda de prensa de esta compañía en Madrid, ciudad en que está presente desde hace seis años. El motivo del encuentro era la presentación del I Estudio sobre el Impacto Económico de Airbnb en Madrid, trabajo que ha coordinado Francisco Sandulli, investigador y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

Una vez más, Airbnb ha recurrido al amparo de la economía colaborativa como filosofía de su modelo de negocio y su actividad, que despliega en más de 35.000 ciudades del mundo. El planteamiento, con simplicidad, es el siguiente: personas que reciben en sus casas a otras personas que buscan descubrir un destino desde la perspectiva de moverse como un vecino más, y barrios que se benefician directamente de ese turismo que "habita".

Arnaldo Muñoz, director general de Airbnb en España y Portugal.

Lo cierto es que la economía colaborativa (sharing economy), el intercambio entre particulares, ha dado lugar un fenómeno económico y social de incuestionable auge. Y, como el propio director de Airbnb ha señalado, extendido y "aceptado" a nivel mundial. "Prácticamente el 50% de los anuncios y el número de huéspedes en nuestra plataforma se generan en Europa; no es algo reducido a EE.UU.", apunta. Airbnb supera en España los 1,4 millones de usuarios y en todo el mundo más de 40 millones de personas lo han utilizado en algún momento desde su nacimiento en noviembre de 2008.

Ángel Mesado, responsable de asuntos públicos de Airbnb en España y Portugal, ha argumentado que existe un "grado considerable de confusión" en cuanto al concepto economía colaborativa como alojamiento turístico. Aunque asegura que las Administraciones están "empezando a entender" que este alojamiento, que "no supone una actividad profesional ni exclusiva", difiere sustancialmente de las viviendas de uso turístico que tantas críticas levantan en España por parte de la industria hotelera. Mesado pone el ejemplo de Francia, que "ha excluido este tipo de alojamiento del alquiler turístico".

Con estos argumentos, Mesado opina que para este tipo de alojamiento no es de aplicación el Decreto 79/2014 de 10 de julio sobre Apartamentos y Viviendas Turísticas en la Comunidad de Madrid. No obstante, el representante de Airbnb admite que en la plataforma no sólo se anuncian alojamientos donde el anfitrión comparte la vivienda con los huéspedes; "también el alquiler turístico tiene cabida", dice.

Así, al margen de que haya usuarios a pie de calle que identifican Airbnb como un atractivo portal de alquileres turísticos, el estudio llevado a cabo por la compañía  especifica que un 75% de los "anfitriones" en Madrid está ofreciendo su residencia habitual. Conforme a ello, Mesado reconoce que el resto de alojamientos anunciados sí habría de regirse acorde la normativa para viviendas de uso turístico en la Comunidad.

Un impacto de 323 millones de euros

Airbnb insiste en defender la tesis de que su modelo de negocio sirve para atraer nuevos viajeros a Madrid, que incluso un 25% de los viajeros no habría ido al destino de no disponer de este tipo de alojamiento. Su estudio, elaborado en base a encuestas a una muestra de 91 anfitriones y 625 huéspedes, estima en 323 millones de euros el impacto sobre el conjunto de la economía española a partir del gasto generado sólo en Madrid.

De este total, 16 millones de euros habrían ido a parar a los bolsillos de los anfitriones -los propietarios de las viviendas-; otros 116 millones corresponderían a gasto de proximidad (comercios del barrio, restaurantes, ocio, etc.); y 190 millones de impacto indirecto. Con estos datos, el gasto medio por turista y viaje se sitúa en 834 euros, y en 5.130 los puestos de trabajo creados gracias a los gastos realizados por huéspedes y anfitriones.

Desde el año 2009, más de 256.000 "huéspedes" han viajado a Madrid utilizando la plataforma.

El "espinoso" asunto de los impuestos

El director general de Airbnb afirma que, especialmente en Madrid, el modelo Airbnb demuestra una gran capacidad para atraer viajeros extranjeros. Sobre las motivaciones de los anfitriones, asegura que estos buscan una experiencia personal y añade que el ingreso que perciben es una "cantidad modesta" (la media son 320 euros), que les permite hacer frente a gastos básicos e incluso -en un 50% de los casos- poder conservar la vivienda. Según el estudio, el 73% de los anfitriones se sitúan por debajo de renta media anual.

A partir de ahí, la responsabilidad de tributar por esos ingresos quedaría en manos de los 'anfitriones'. Airbnb adopta una actitud neutral, limitándose a enviarles las liquidaciones correspondientes y a recordarles cuándo se acercan las fechas de presentación de IRPF; de igual modo que les indica cómo informarse sobre la normativa que afecta a los alquileres turísticos.

Por su parte, los ingresos de Airbnb proceden de la comisión que se cobra, por un lado, al anfitrión (3%) y, por otro lado, al huésped (10-12%). Los pagos se realizan con tarjeta y las liquidaciones a los propietarios "siempre van a una cuenta bancaria por una pasarela de pago", remacha Mesado. En su afán por ser transparente Airbnb -cuya facturación en España es desconocida "de forma exacta" por su director general-, opera a través de Airbnb Marketing Services España.

Además de gestionar los temas de marketing, esta empresa se ocupa de pagar el IVA, dice el responsable de asuntos públicos de Airbnb. "Hay que deshacer el mito de que nadie paga impuestos", manifiesta el portavoz de esta compañía con sede en California, aunque su casa matriz en Europa está en Irlanda; al igual que otras grandes multinacionales que, como Google o Apple, eligieron la isla esmeralda por sus bajos impuestos.

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