Los horarios comerciales y las rebajas son dos de los principales obstáculos en las relaciones entre la Generalitat y el Ejecutivo de Mariano Rajoy. La política liberalizadora impulsada por el Gobierno central choca con el modelo de comercio catalán de Artur Mas, mucho más restrictivo en cuanto a las aperturas y defensor del pequeño comercio.
Ambos políticos han emprendido caminos opuestos que han enfrentado al sector, que en estos momentos se encuentra en medio del caos y la inseguridad jurídica después de que el 3 de diciembre, el Tribunal Constitucional suspendió la ley catalana de horarios comerciales tras admitir a trámite el recurso del Gobierno central. El Alto Tribunal tiene que decidir en un plazo máximo de cinco meses si levanta o no la suspensión y hasta entonces, está en vigor la normativa española, que es menos restrictiva que la catalana.
Principales discrepancias
El número de horas diarias que los establecimientos comerciales pueden permanecer abiertos, la superficie de venta máxima para autorizar la libre apertura, los periodos de rebajas y los requisitos para determinar los municipios turísticos son los cuatro ejes que han quedado suspendidos de forma temporal. Mientras que la ley española fija un máximo de 90 horas de apertura comercial a la semana, la normativa catalana rebaja este techo a 72 horas (12 horas diarias seis días a la semana). Otro de los artículos suspendidos es el que fija los requisitos para que los establecimientos puedan abrir con plena libertad horaria. Por un lado, la ley española recoge que tienen libertad de apertura los establecimientos comerciales de cualquier sector con locales inferiores a 300 metros cuadrados, siempre que no pertenezcan a un gran operador, mientras que por el otro lado, la ley catalana permite únicamente al sector de la alimentación abrir sin límite horario, siempre y cuando el local sea inferior a 150 metros cuadrados.
El pulso que mantienen laAdministración central y el Govern también abarca las rebajas, ya que la Generalitat fija dos periodos - en verano: del 1 de julio al 31 de agosto, en invierno: del 7 de enero al 6 de marzo-, mientras que el Ejecutivo de Rajoy da libertad a cada comercio para que elija cuándo hacer rebajas. Otra de las discrepancias se encuentra en los criterios para determinar una zona de gran afluencia turística, como es el caso de la ciudad de Barcelona. El verano pasado, el Gobierno central rebajó los criterios de la anterior normativa de 2012 para ampliar el régimen especial de libertad de horarios a un mayor número de zonas en municipios con una gran afluencia de turistas -población superior a los 100.000 habitantes, 600.000 pernoctaciones anuales y/o más de 400.000 cruceristas, cifras que supera de largo la Ciudad Condal-.
Por su parte, la normativa catalana es mucho más restrictiva y recoge que "se entiende pormunicipio turístico, el municipio en el que, por afluencia estacional, el promedio ponderado anual de población es superior al número de residentes y en el que el número de alojamientos turísticos y segundas residencias es superior al número de viviendas de residencia primaria" y, además, añade que "la determinación de un municipio como zona turística viene dada por el período de afluencia real en función del perfil turístico del municipio?.
Días máximos autorizados para abrir
En febrero de 2014, la Generalitat intentó blindar su modelo comercial ante la política liberalizadora de Rajoy y aprobó la nueva Ley de horarios comerciales, que aumentaba de ocho a diez el número de festivos autorizados para abrir en Catalunya y consideró la posibilidad de que los comercios incluyeran una zona de outlet. Con esta modificación, la comunidad catalana cumple con la normativa española, que establece un mínimo de 10 y un máximo de 16 los domingos y festivos de apertura, unos días que cada comunidad autónoma puede fijar, siempre y cuando se respete el mínimo de 10 días al año.
Los comerciantes y el Ayuntamiento de Barcelona ya han fijado el calendario de aperturas autorizadas de este año, después de la polémica generada el año pasado por la elección de estos días. Se ha pasado de un calendario pensado para el turismo a uno enfocado en potenciar el consumo interno. La Generalitat marca ocho días, dos de los cuales los municipios pueden cambiar y además escogen otros dos. Mientras que en 2014, estos cuatro festivos de libre elección por los consistorios en Barcelona se repartieron entre marzo, mayo, junio y septiembre coincidiendo con acontecimientos de gran atractivo turístico y la llegada de más cruceristas, este año Barcelona mantiene los ocho que fija la Generalitat y ha elegido como propios el 29 de noviembre y el 13 de diciembre, como en 2014 hicieron la mayoría de municipios del área metropolitana, coincidiendo con la campaña de Navidad. El año pasado muchos comercios se quejaron de no poder abrir todos los domingos del mes de diciembre, coincidiendo con la campaña de Navidad, cuyas ventas representan entre el 20 y el 25 por ciento del total del año, según la Confederación del Comercio de Catalunya (CCC). Sin embargo, aprovechando la indefinición legal, algunas tiendas de Barcelona abrieron los domingos de diciembre que no estaban autorizados, justificando que se acogen a la normativa estatal. Además, algunas grandes cadenas de moda como Mango, H&M y Blanco también han optado por adelantar el inicio de las rebajas al día 2 y no se han esperado al 7 de enero.
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