
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, es experto en encontrar la palabra clave que abre la confianza de los mercados. El 'ábrete sésamo' de 'Super Mario' fue el 'lo que sea necesario' que pronunció en julio de 2012 en plena tormenta sobre el euro.
En esta ocasión, la crisis estaba en el seno de la entidad, que parecía más fragmentada que nunca, pero, una vez más, el banquero central italiano encontró la palabra para frenar las dudas: "unánime". Durante toda la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, Draghi no se cansó de repetir que todas las decisiones se han adoptado "con el voto favorable de todos los miembros".
Esta es la nueva escenografía de un BCE en el que "las discusiones entre los miembros del Consejo son ricas y acaloradas", en palabras de Draghi, pero que luego "todos los miembros de la entidad firman de forma unánime las decisiones adoptadas". Tanta fue la cortesía y la amabilidad en el tercer aniversario de 'Super Mario' en la presidencia que la cena del día previo a la reunión fue "muy bien, mejor de lo esperado".
Más medidas
Draghi no quiso dejar ninguna duda sobre el principal foco de incertidumbre que existía sobre las decisiones ya anunciadas por el BCE: la de elevar su balance hasta los niveles de 2012. No sólo confirmó que este es uno de los principales objetivos de la entidad, sino que además, acotó un poco más las fechas: después del segundo TLTRO. Esto significaría llevar su cartera de activos hasta los tres billones de euros, un billón por encima del actual.
El aumento de su balance se realizará por tres vías: las rondas de liquidez condicionadas (con el programa TLTRO), la compra de cédulas hipotecarias (que empezó hace dos semanas) y la compra de bonos de titulizacion (ABS). Este programa todavía no está en funcionamiento, pero Draghi confirmó ayer que "empezará pronto y durará dos años". Al margen de las subastas de liquidez, que el BCE ya adelantó que podrían tener un tamaño de un billón de euros, el presidente de la entidad detalló que el volumen del mercado de cédulas y ABS susceptibles de compra es de otro billón.
Estas medidas deberían ser suficientes para llevar las expectativas de inflación en la eurozona hasta el objetivo del BCE del 2 por ciento, explicó Draghi, sin embargo, es consciente de que "existen riesgos que pueden debilitar la evolución de los precios", entre los que destacó el tipo de cambio.
Si se cumple este escenario y el IPC sigue sin repuntar, el Consejo de Gobierno "es unánime en aplicar medidas no convencionales", enfatizó. Muchos analistas se han tomado estas palabras como una auténtica declaración de intenciones del líder de la entidad: "Draghi dio otro paso para preparar a los mercados para el 'QE'" explica el equipo de análisis de Jefferies, esto es, un gran programa de compra de activos.