
Grecia lleva varias semanas vibrando a causa de un asunto que en el resto de Europa es prácticamente desconocido. Se trata de la disputa que ya dura unos treinta años entre el país heleno y su vecino en el norte, el país mundialmente conocido como Macedonia.
Desde el primer momento de la disolución de Yugoslavia en 1991, al región más al sur se declaró independiente adoptando el nombre constitucional de República de Macedonia, una realidad que Grecia se negó a reconocer rechazando el uso del término "Macedonia" por el exestado yugoslavo. Hoy Grecia y Chipre son los únicos países de la Unión Europea que se refieren a su país vecino usando el nombre "Skopia", el nombre de la capital del país (Skopie).
Hay que aclarar que Grecia rechaza el uso del término "Macedonia" por otro país que no sea el griego, manteniendo que la región que históricamente así conocida, y que fue la cuna de Alejandro Magno y de su imperio, es la región griega que lleva el mismo nombre y cuya capital es Tesalónica.
Aparte, Atenas se opone drásticamente a la apropiación de referencias históricas, símbolos y tradiciones de la antigua Macedonia, por parte del exestado yugoslavo, como el personaje de Alejandro Magno, quien se presenta en Skopie como un antepasado de los actuales habitantes del país. Grecia reconoce a su país vecino como una nación puramente eslava, que no mantiene ningún tipo de relación con la antigua Macedonia y sus símbolos. Es más, Atenas argumenta que en la constitución actual de Skopie hay referencias que hacen hincapié en la unificación de todos los territorios "macedonios" que actualmente están "bajo ocupación extranjera", unas referencias que califica como claramente agresivas.
Para volver sobre los hechos, desde el 1991 hasta hoy, al exestado yugoslavo se le denomina como Macedonia por todas partes del mundo que no son de habla helena. Sin embargo, a causa de la disputa sobre la denominación oficial Grecia consiguió bloquear la entrada de su vecino a la UE y la OTAN. Las dos organizaciones han declarado que las negociaciones de adhesión no pueden iniciar hasta que no se solucione la disputa. Sólo la ONU aceptó al nuevo país en su tiempo, pero bajo el nombre provisional de FYROM (Former Yugoslav Republic of Macedonia, Antigua República Yugoslava de Macedonia).
Pero mientras el asunto fue durante más de 30 años una anécdota de limitada importancia entre Atenas y Skopie, hoy vuelve sobre la mesa, por dos razones. En primer lugar, por el hecho de que el actual primer ministro macedonio Zoran Zaev desee reiniciar las negociaciones de adhesión a la UE, también sigue retirando monumentos que el anterior régimen del país había construido para animar el espíritu macedonio de la población. En segundo lugar, Grecia se muestra dispuesta a aceptar una denominación oficial y definitiva que incluya el término "Macedonia", siempre y cuando aclare a qué región se refiere y se quiten de la constitución las referencias interpretables como la apelación a una "guerra" por la unificación de los territorios macedonios. Las negociaciones entre los dos países están en curso durante las últimas semanas y dentro de poco habrá novedades que hasta hace seis meses parecerían imposibles en Grecia.