Cuba abre la puerta a las franquicias

La realidad económica de Cuba está viviendo un momento histórico. 55 años después de que Estados Unidos bloquease comercialmente a este mercado centroamericano, la normalización de las relaciones diplomáticas y económicas entre ambos países supone la apertura de la economía cubana al mundo.

Sin ningún género de duda, el levantamiento del embargo se va a traducir en importantes beneficios económicos para Cuba y también para todas aquellas empresas extranjeras que apuesten por hacer negocios en su territorio, una oportunidad que no puede pasar desapercibida para las compañías españolas, y más en concreto para las cadenas de franquicias.

Es innegable que este cambio tan profundo va a tener consecuencias directas en el crecimiento de la economía y en la generación de empleo. Asimismo, se facilitará el aumento de la inversión procedente del exterior y habrá que tener en cuenta que determinados sectores se van a beneficiar de manera clara de esta liberalización comercial, actividades en las que la franquicia puede encontrar su propio hueco, para empezar a operar en un país que tiene un importante potencial, comercialmente hablando.

En un contexto tan cerrado como el que Cuba ha tenido que experimentar hasta hace poco menos de un año, es lógico que las franquicias españolas no se hayan interesado por entrar en este mercado, por todas las trabas que ello suponía.

Si hoy en día hay cerca de 300 enseñas de nuestro país implantadas en los cinco continentes -según datos de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF)-, tan sólo cinco han entrado en Cuba, sumando 31 establecimientos abiertos.

Una cifra que no es ni testimonial, si tenemos en cuenta que las franquicias nacionales cada vez miran más hacia otros mercados, estrategia que se ha agudizado como consecuencia de la crisis. No obstante, en los planes internacionales de nuestras enseñas no estaba contemplada la nación cubana? hasta ahora.

En este escenario en el que se abre una nueva etapa económica, España ha de tomar posiciones y subirse a este tren de la liberalización, potenciando sus relaciones comerciales actuales con Cuba, ya que en la actualidad, España es el tercer proveedor del mercado cubano, tan sólo por detrás de Venezuela y China.

Si a esto se une el hecho de que las previsiones indican que la economía cubana podría crecer un 4 por ciento en este 2015, que se confía en un importante aumento de la inversión extranjera y que los objetivos del Gobierno en materia económica se centran especialmente en eliminar las trabas al crecimiento, a través de políticas como dar prioridad a las inversiones que generen ingresos por exportaciones, se concentran todos los requisitos necesarios para empezar a mirar a este mercado, que ahora sí tiene un interesante potencial para hacer negocios.

Además, España es muy competitiva en determinadas áreas y dispone de pymes y franquicias muy flexibles, capaces de ofrecer soluciones a esta nueva etapa, con un alto nivel de entendimiento de las necesidades cubanas y una gran penetración en todo el tejido empresarial de Cuba.

Si bien es cierto que aquellas franquicias españolas que se planteen entrar en el mercado cubano, a raíz del levantamiento del embargo comercial, han de tener en cuenta una serie de condicionantes, como el pago arancelario o que la mayoría de la población se encuentra en un nivel socioeconómico bajo, también han de considerar que se trata de un mercado virgen, en el que se generan muchas oportunidades y en el que hay mucho por hacer desde el punto de vista empresarial, tras muchos años de hermetismo.

En este sentido, hay sectores que abren un extenso abanico de posibilidades, como el agroalimentario, el hotelero para absorber el aumento de turistas que se va a producir como consecuencia de la liberalización comercial, la minería, las energías renovables, la construcción o las infraestructuras.

A su vez, es importante resaltar que el sistema de franquicias no está muy desarrollado en Cuba, puesto que, hasta ahora, la configuración del mercado cubano, marcado por un fuerte control estatal y de alta complejidad burocrática dificultaba la aplicación de este modelo de negocio.

No obstante, el nuevo escenario podría facilitar el despegue definitivo de esta modalidad de comercialización empresarial, si bien habría que considerar una serie de claves que son fundamentales para entender su funcionamiento en este país.

Una de las más importantes es que a la hora de implantarse en Cuba generalmente se hace mediante acuerdos comerciales con determinadas entidades cubanas.

Asimismo, los costes dependerán de la negociación, si bien hay que tener en cuenta que, por lo general, la parte cubana asume los relativos al local, el personal empleado y los gastos como luz y agua, mientras que la parte extranjera debe afrontar los relativos a la mercancía que esté en stock en depósito, el mobiliario y la decoración, las bolsas, catálogos y demás material promocional.

También es fundamental el registro de la marca, que se realiza en la Oficina Cubana de Propiedad Industrial (OCPI), así como entrar de la mano de un socio local, que aporte el conocimiento del mercado, de la legislación existente, de los gustos del consumidor, de las mejores ubicaciones en las que implantar el negocio, aspectos culturales?

Como se ha de hacer siempre que se pretende entrar en cualquier mercado, nunca hay que dejar nada a la improvisación, pero quizá en el caso cubano esta clave a la hora de internacionalizarse es aún más importante, ya que se trata de un país que durante años ha estado en el ostracismo de cara al exterior, y que ahora comienza a abrirse, también para las franquicias españolas.

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