
Según un artículo de la revista New Scientist, en EEUU se han sacado de la manga un nuevo sistema para proteger a sus ciudadanos de ataques terroristas, que en poco se diferencia a lo que se haya podido ver hasta ahora en los films de ciencia-ficción.
Si ya de por sí es complicado no sentirse cohibido cuando todos los ojos uniformados se clavan sobre uno como si fuera un preso fugado cuando se pretende entrar en EEUU, ya sea por tierra, mar o aire, imagine entonces que además una máquina está escaneando cada centímetro de su cuerpo con el propósito de averiguar si tiene intención de atentar contra el país.
Proyecto Intento Hostil
Parece increíble, pero sin embargo es cierto. Éste es el propósito del llamado Proyecto Intento Hostil (PHI), la última iniciativa antiterrorista del Homeland Security (DHS), departamento del gobierno norteamericano encargado de velar por la seguridad nacional.
Según ha declarado recientemente Larry Orluskie, portavoz del DHS, lo que se pretende es desarrollar sistemas que sean capaces de analizar y predecir a distancia el comportamiento de los millones de personas que entran cada año en el país. Esperan probar el sistema en algunas de las entradas al territorio norteamericano a principios de 2010 y extenderlo después a todas sus fronteras para el año 2012.
Lo de ir al país americano simplemente de turismo ya no se lo cree nadie y por eso, cualquiera que cruce alguna de sus fronteras es un peligro en potencia. Ya esté usted en alguna de las interminables colas de control de pasaporte o esperando a recoger su equipaje, no se va a librar de ser objeto de estudio de infinidad de láser, cámaras, micrófonos, detectores de retina y sensores de movimiento que le analizan en secreto para obtener un informe completo sobre sus funciones corporales.
Se buscan criminales
Estas máquinas no buscan pistolas, drogas, cuchillos, explosivos ni nada que convierta a alguien en un peligro público en ese preciso instante, lo que quieren es tener la certeza de que esa persona tiene la intención de cometer un asesinato, un secuestro o un atentado en cualquier momento de su visita, ya sean días, semanas o meses después. Es decir, pretenden adivinar sus intenciones y anticiparse a ellas.
El proyecto PHI tiene como propósito analizar e interpretar las expresiones faciales, formas de caminar y moverse, presión sanguínea, pulso, traspiración y dilatación de pupila de todas las personas que se encuentren en cualquiera de los aeropuertos, puertos y puestos fronterizos del país. De entre todos estos rasgos podrán identificar aquellos que sean significativos de hostilidad o de deseo de engañar, lo que le delataría en caso de que pretenda causar algún estropicio en dicho país.
"Sin ninguna pregunta no se puede saber si alguien es un delincuente. Se necesita contrastar esas constantes vitales que recoge el escáner con otras en una situación menos estresante que en un aeropuerto", comenta la psicóloga Elisa Sánchez.
Según esta especialista, cabe la posibilidad de que la gente se pusiera aún más nerviosa sabiendo que les están analizando. "Podrían sufrir lo que se denomina el síndrome de la bata blanca. Por ejemplo, cuando un médico va a medir la presión arterial de un paciente ésta siempre suele aumentar".
El poder de los gestos
Sin embargo, María Martínez, del Instituto español de Programación Neurolingüística (PNL), técnica que proclama que toda comunicación posee unas constantes perfectamente establecidas y definibles, no está de acuerdo. "Según la PNL las personas se comunican un 93 por ciento a través de la fisiología y la voz, y sólo el siete por ciento por el contenido de la información".
Esta rama está especializada en descifrar las estrategias de pensamiento de las personas. "No es nada descabellado que una máquina pueda mejorar esta habilidad", asegura.
Lo que queda claro es que si el escáner finalmente decide que por sus venas corre más hostilidad que sangre, puede que no se libre de hacer una visita a la policía antes de que haya puesto siquiera un pie en tierras del Tío Sam.