
Podríamos hablarles hoy de cualquier aspecto relacionado con el derrumbe de ayer: la renovada crisis financiera, las tremendas previsiones de Goldman Sachs sobre la banca, el récord del petróleo, el nuevo escenario técnico, el complicadísimo escenario macro... Pero estamos de buen humor por la victoria de España, así que vamos a tratar de dar una visión positiva.
El dinero huye a escape de Wall Street, esto es evidente. Pero no todo se queda bajo el colchón de los inversores, sino que una parte busca destinos percibidos como más rentables -lo cual no es difícil- y, sobre todo, más seguros. Y la palma se la lleva, por sorprendente que parezca, un mercado que lleva años fuera de las preferencias de los analistas, la bolsa que nunca subía cuando los demás lo hacían: Japón.
Jean-Marie Eveillard, un veterano gestor de fondos, suscribe esta recomendación. A su juicio, nos encontramos en la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, y no cree que lo peor haya pasado, al contrario que la mayoría de sus colegas. "La transición a una economía mejor llevará tiempo y será dolorosa", afirma.
Eveillard echa la culpa directamente a Alana Greenspan de la caída actual, por orquestar una era de crédito fácil que llevó a los prestamistas e inversores a asumir riesgos sin precedentes. Algo que creó una burbuja detrás de otra hasta la situación actual.
"Greenspan será recordado como el peor presidente de la Fed desde que ésta fue creada en 1913", sentencia. Su opinión de Bernanke no ofrece muchas esperanzas: considera que sus medidas, como mucho, aplazarán lo inevitable. Y lo inevitable es un doloroso proceso de desapalancamiento antes de que el sistema bancario pueda volver a la normalidad.
El futuro está en Asia
Aunque hay algunos valores en EEUU que le parecen interesantes, el consejo de este gestor es salirse de Wall Street y buscar otros destinos para el dinero. Y Japón es su favorito, aunque también le gusta Europa y Asia emergente.
Siguiendo una filosofía de "valor", busca compañías que coticen con descuento respecto a su valor intrínseco y que tengan un balance con una importante liquidez. Esas condiciones se dan en especial en las pequeñas empresas japonesas, cuya liquidez supera a su capitalización bursátil. Algo que equivale a conseguir su negocio gratis, según Eveillard.
También cree que hay oportunidades en el sector industrial nipón, porque se trata de empresas multinacionales con importantes cuotas de mercado y muy rentables. Y, al mismo tiempo, sus valoraciones bursátiles son muy bajas.
Es posible que Eveillard exagere; al fin y al cabo, ya tiene 68 años y lleva demasiado tiempo en el negocio. Pero cada vez más analistas y periodistas se fijan en el mercado japonés. El problema es que hemos oído tantas veces eso de que "este es el año de Japón" que cuesta creerlo. Claro que, tal como están las cosas, tampoco se pierde mucho (más) por intentarlo.