
Las comparaciones no son buenas, sobre todo para el que sale mal parado. Pero también son inevitables para buscar referencias en el pasado. Y aunque se ha dicho mucho que la actual crisis financiera nada tiene que ver con las anteriores, es conveniente echar la mirada atrás para saber cómo se comportaron los planes de pensiones con el pinchazo de la burbuja tecnológica -la última crisis-, y así no llevarse tantos sustos.
Sobre todo, teniendo en cuenta que la rentabilidad media de estos productos ya ha entrado en negativo, algo que no pasaba desde la crisis puntocom, que terminó a finales de 2002, aunque la resaca en los planes de pensiones duró unos meses más.
Según los datos de la asociación Inverco, esta industria registró en enero unos números rojos del 1,27 por ciento anual, empujados principalmente por el mal comportamiento de los referenciados a renta variable, que cayeron un 9,99 por ciento. Pero no ha sido la única categoría que ha pisado el terreno negativo. También los planes mixtos de bolsa, con una presencia de activos de renta variable de entre el 30 y el 75 por ciento, sufrieron un retroceso del 4,75 por ciento; y los mixtos de renta fija, cuya cartera incorpora un máximo del 30 por ciento en activos de renta variable, del 1,12 por ciento.
Caída gradual
Pero la caída de los planes de pensiones del sistema individual (privados) en la actual crisis ha sido gradual, frente a la que sufrieron con el pinchazo tecnológico. En la parte final de 2007 estos productos recortaron ganancias, para dejar de ofrecer a partir de noviembre la subida del IPC y ya, en enero, pasar a las caídas.
Un radical 'puntocom'
Por el contrario, esta industria se desmoronó de la noche a la mañana en la crisis tecnológica. A mediados de agosto de 2000 lograban ganancias superiores al 7 por ciento, en enero de 2001 seguían en positivo, al ofrecer un rendimiento del 1,10 por ciento y en marzo de ese mismo año pasaban a descender el 6,01 por ciento. Desde aquella caída, algo más de dos años tuvieron que pasar para que la media de los planes volviera a ser rentable. En junio de 2003 se quitaron de encima el signo negativo, al ofrecer una tímida ganancia del 1,2 por ciento.
Es decir, al igual que la crisis llegó más tarde a esta industria, la recuperación también se hizo esperar más que en los mercados bursátiles. Sin embargo, en la actual vicisitud, el reflejo sobre los planes de pensiones ha sido inmediato, posiblemente porque ha crecido la exposición de estos productos a activos de renta variable. Si en 2003 representaban el 4,9 por ciento de los activos gestionados, ahora su peso ha crecido al 8,9 por ciento de los 51.438 millones que se mueven en planes de pensiones.
No todo son pérdidas
Y aunque el escenario ha cambiado a peor para estos productos, no todo son pérdidas. Ni tan siquiera en renta variable. Según los datos de Inverco hasta enero, tres planes referenciados a bolsa se mantienen en positivo. Se trata de MS Bolsa Emergente, de Morgan Stanley, que sube el 9,22 por ciento en el último año, Ibercaja Utilities -5,36 por ciento- y Caser Nuevas Oportunidades, que avanza el 5,12 por ciento. En total, suman 3.337 inversores beneficiados y 37,4 millones de euros gestionados, el 0,8 por ciento de los 4.622 millones administrados en este tipo de productos.
Por el contrario, los planes de pensiones sobre activos de renta variable asiática y japonesa han sido los peor parados. BK Variable Asia, de Mapfre, cae el 30,1 por ciento, mientras que Banesto Renta Variable Japón y SCH Renta Variable Japón pierden el 24,3 por ciento. Y, aunque las comparaciones no son buenas, los gestores cruzan los dedos para que la crisis actual pase más de puntillas que la anterior.