En su ya clásica carta mensual Bill Gross, el mítico gurú de Pimco que gestiona el fondo de renta fija más grande del mundo, afirma que los inversores deberían dar prioridad en sus carteras a los bonos y acciones de las compañías más fuertes, y los activos de mercados emergentes cuyo crecimiento económico siga mejorando.
Los inversores que permanezcan en los activos con más riesgo sufrirán fuertes recortes, ya que aunque Gross considera que la economía estadounidense empezará a mejorar en la segunda mitad de 2009, el crecimiento económico estadounidense se moverá en torno al 3%, frente a la horquilla del 5 al 7% de los últimos 15 años.
"Un crecimiento del 3% implica pérdidas en lo más alto de la horquilla para los activos muy arriesgados y de alta rentabilidad (bonos high yield, activos inmobiliarios comerciales...); y en lo más bajo para activos excesivamente conservadores, como la deuda gubernamental", apunta este experto.
Las cosas no serán igual
Además, aunque llegue la recuperación, el entorno será diferente. "Las luces de la economía americana, si bien no se han apagado en una repetición de la Gran Depresión, ciertamente se han atenuado en una versión del siglo XXI que probablemente será llamada la Gran Recesión. Como John McSherry, los Estados Unidos y muchos consumidores se atiborraron de Big Macs de todas clases: hamburguesas, por supuesto, pero también MacCasas, MacHummers, MacPantallasPlanas, todo financiado con excesivas cantidades de McCrédito creado bajo la errónea suposición de que los precios de los activos titulizados nunca bajarían", rememora el gestor de Pimco.
Así, Gross apuesta por una nueva normalidad, donde "el crecimiento es más lento, los márgenes de beneficio más estrechos, y las rentabilidades sobre los activos son más bajas que en décadas anteriores, en parte debido al desapalancamiento y a la re-regulación de la economía global, que deberían inhibir el atiborramiento de bienes y servicios a los que nos habíamos acostumbrado en el pasado".
La deuda corporativa manda
Los bonos corporativos estadounidenses están comportándose mucho mejor que los gubernamentales en 2009, por primera vez en tres años, ya que los tímidos signos de mejora de la economía han hecho que los inversores salgan del refugio de la deuda pública en busca de mejores rentabilidades.
"No hay ninguna poción inversora milagrosa para este entorno, salvo escoger los bonos que aún dan rentabilidad y las acciones de compañías con un buen balance, fortaleza financiera y elevadas rentabilidades por dividendo", comenta Gross, que sentencia que "el precio de los títulos dependerá en última instancia de los beneficios tangibles que los inversores puedan percibir a través del crecimiento de los dividendos, no de la esperanza de que haya o no brotes verdes".