
Centenares de inmigrantes en Estados Unidos celebraron ayer el Día Nacional contra las Deportaciones, con vigilias y manifestaciones, para exigir una reforma migratoria que legalice a los casi once millones de indocumentados que viven en el país.
Bajo los lemas "Ni uno más" y "Dos millones son demasiados", cientos de inmigrantes, estudiantes y jornaleros, salieron a las calles de las principales ciudades del país para pedir al presidente, Barack Obama, que ponga fin a las deportaciones.
En cerca de 80 actos previstos para hoy, los manifestantes pidieron que, mientras el Congreso no alcanza un consenso en torno a la reforma migratoria, el mandatario haga uso de su "autoridad ejecutiva" y detenga las deportaciones de indocumentados, que durante su mandato ya han sobrepasado la cifra de dos millones de expulsiones.
En Washington, más de un centenar de personas llegaron hasta la Casa Blanca en el transcurso de una marcha organizada por la Red Nacional de Jornaleros de Estados Unidos, cuyos portavoces señalaron que Obama no actúa por cuestiones políticas antes que por impedimentos legales.
"Yo voté por él en 2008 y decía que quería venir a Washington para cambiar la política. Ahora venimos para ayudarle a eso, a cambiar la política", señaló ante los asistentes Marisa Franco, integrante de la organización y directora de la campaña "Ni uno más", quien pidió al mandatario que "utilice su autoridad para parar las deportaciones".
Frente a la sede de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) de Manhattan, en Nueva York, inmigrantes de distintos orígenes se congregaron para demandar al Gobierno estadounidense el fin de las deportaciones y exigir un mejor trato por parte de las autoridades.
Los asistentes a la marcha portaron pancartas con mensajes diversos como "Ni una deportación más", "Mantengan a las familias juntas" o "Sí, a la legalización".