El Gobierno cambia la fiscalidad para obligar al tabaco a subir sus precios. El sector se opone porque crecería el diferencial entre marcas caras y baratas
El Gobierno reestructuró ayer la fiscalidad del tabaco, tal y como pedía la industria, para evitar una guerra de precios e incrementar los ingresos derivados de los impuestos especiales en 150 millones de euros.
Aunque la medida obliga en principio a subir los precios, el problema es que parece no haber contentado a nadie. Según explican en el sector, a partir de ahora puede pasar cualquier cosa, porque como no se ha subido el impuesto mínimo las marcas baratas podrán mantener sus precios y si las más caras suben perderían cuota, porque aumentaría el diferencial.
Tal y como exigían Philip Morris, Japan Tobacco y BAT, la tasa ad valorem se ha reducido del 57 al 55 por ciento sobre el precio de la cajetilla. Para compensarlo, Hacienda ha incrementado el impuesto específico o fijo, pero el problema es que lo ha hecho en mayor cuantía.
Subidas de entre 20 y 25 céntimos
Actualmente estaba en 12,7 euros y, aunque el Gobierno no dijo nada de forma oficial, en el sector aseguran que se elevará hasta 19,01 euros por cada mil cigarrillos.
Según explican las fuentes consultadas por este periódico, teniendo en cuenta que la bajada del ad valorem ha sido de sólo dos puntos, ese incremento debería haberse limitado a 3,8 euros, para dejar la tasa en 16,50 euros por cada mil cigarrillos. "Lo que han hecho es una subida encubierta en toda regla, que obliga a las empresas a subir sus precios entre 20 y 25 céntimos por cada cajetilla", aseguran las fuentes consultadas.
A la espera de que se conozca la próxima semana cuánto sube oficialmente la tasa específica, lo que parece evidente es que si baja la porcentual y el Gobierno pretende ingresar más, eso es, lógicamente, porque lo hará en mayor proporción.
El Gobierno no ha tocado sin embargo el impuesto mínimo, de 2,34 euros por cajetilla -la industria reclamaba una subida inmediata además de una actualización anual para evitar el tabaco barato- ni el que grava la picadura de liar, cuyas ventas se han disparado.
"No es una subida"
El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, insistió ayer en que "no hay una subida de impuestos" y que lo que se ha hecho es sólo reestructurar el sistema de tributación. El objetivo, según dijo, es "mantener el nivel de competencia" y contribuir a reducir el contrabando, con la meta de que sea una "clase a extinguir" y sea "imposible comprar una cajetilla de forma ilegal en España".
Oposición de Altadis
La empresa donde la medida ha causado más malestar en sin duda Altadis, la única que se había opuesto de forma contundente al cambio de la fiscalidad. Aunque la filial de Imperial Tobacco declinó hacer valoraciones a la espera de que se hagan públicos la semana que viene los detalles de la modificación, el grupo había condicionado la compra de tabaco extremeño a que se mantuviera el sistema impositivo tal y como estaba, asegurando incluso que un cambio del mismo obligaría a reducir sustancialmente sus niveles de producción en España.
La recaudación fiscal por el tabaco cayó el año pasado a 7.783 millones de euros, lo que supone 212 millones menos que en 2010, cuando Elena Salgado tenía previsto recaudar 780 millones tras la subida de impuestos llevada a cabo hace ahora algo más de dos años.
Según Altadis, frente a las previsiones del Gobierno, los ingresos se reducirán este año en otros 61 millones de euros adicionales.
Y aunque el resto de las empresas no están de acuerdo en sus propuestas, coinciden en que la recaudación no va a crecer, más bien al contrario.
La mayoría sabe que si sube sus precios, tal y como intenta el Gobierno para aumentar los ingresos, podría hundir sus marcas y provocar un auge de las marcas más baratas.
"Sería un suicidio subir ahora mismo los precios, aunque habrá que estudiar con detalle cómo actuar", aseguran.