
Los retos que enfrenta la compañía son muchos y cualquier paso en falso podría frustrar sus objetivos. En primer lugar, Facebook se enfrenta a una mayor regulación sobre la privacidad de los datos de sus usuarios, un camino lleno de espinas, que podría tener un gran impacto sobre su valoración.
Al fin y al cabo, una menor disponibilidad de datos por cliente se traduce en menores ingresos por cliente potencial.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la ralentización de su crecimiento potencial, especialmente en países occidentales, donde muchos de sus usuarios dejan de ser activos o cierran sus cuentas después de aparentemente haber tocado techo. En este sentido, también hay que tener en cuenta a la competencia.
En casa, Google + plantea un serio reto donde Facebook tendrá que aprender a ser más pro activo en lugar de reactivo a los ataques del buscador mientras que internacionalmente, el deseado mercado chino sigue siendo un punto de resistencia para la red social de Mark Zuckerberg.
Además, como ocurre con todas las grandes tecnológicas que cotizan en bolsa, la red social se postula como un nuevo cebo para las demandas de patentes tecnológicas. Sólo en 2011, Facebook fue acusado de infringir 22 patentes, el doble que un año antes