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Provisión financiera para despidos

  • El mercado de trabajo debe ser flexible para adaptarse a la economía digital
Foto: Archivo

Las empresas de servicios profesionales tienen muchas veces sistemas de carrera Up or Out. En él, los empleados saben que a determinado nivel si no son ascendidos serán invitados a dejar la compañía. Se debe a que sus competencias válidas en el nivel en que trabaja, no lo son para el siguiente, que normalmente exige mayor capacidad de gestión incluido la generación de negocio que no era necesario en su nivel.

En estos casos, como son salidas no voluntarias y que un exempleado puede ser un prescriptor para los servicios de la empresa, sobre todo si acaba trabajando para un cliente, los despidos deben ser "amables"; para ello la indemnización económica debe ser correcta, incluso generosa. En las empresas de la nueva economía ocurre lo mismo, pero por otra razón. El cambio en las tecnologías es tan rápido y radical que los empleados no pueden seguirlo. Por eso en Netflix dicen que hay que contratar talento y despedir talento. También aquí las indemnizaciones deben ser adecuadas, porque así se podrán contratar los mejores talentos. En el mercado de trabajo de talento estar en estas empresas se ve como una oportunidad temporal, cuyo final será una buena recompensa económica, además del conocimiento y experiencia adquirida.

En estos sectores, las políticas de despidos son tan importantes o más que las de reclutamiento. En realidad es igual en todas las empresas, pero en ellos es manifiesto. Claro está que para la sanidad financiera de empresas con gran rotación debería dotarse de adecuadas provisiones financieras para despidos, que reduzcan los resultados, al igual que las provisiones para morosidad o impagados en la banca.

El problema es convencer a la inspección fiscal de la necesidad de hacerlo para que los estados contables reflejen con exactitud la realidad financiera de las empresas. Esas provisiones para despidos son tan sustanciales como las de morosidad en banca.

Además, si eso se generalizase podría ser el primer paso para la famosa mochila austriaca por la que un empleado se puede llevar esa indemnización, acumulada en el tiempo en todo tipo de salida, incluyendo la de la jubilación. Una vez aceptadas esas provisiones se podrían externalizar para asegurar su gestión en favor del empleado.

En una economía que requiere un mercado de trabajo flexible y el miedo a perder una indemnización ganada en el tiempo dificulta el salto de un trabajo a otro, la mochila austriaca es un mecanismo de flexibilización.

La primera dificultad para iniciar este cambio es convencer a los expertos de Hacienda de la importancia de crear esas provisiones primero y, con el tiempo, externalizar su gestión. Sobre todo, en un año en el que el Gobierno quiere recaudar más en el impuesto a sociedades.

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