Diez años después de la recesión de 2008, el nivel de empleo en España empieza a remontar, según las declaraciones de Fátima Báñez, Ministra de Empleo y Seguridad Social. Aun así, algunas secuelas se siguen notando, entre ellas la fuga de cerebros. Para contrarrestarla, las empresas deberán impulsar su transformación digital.
En esta década más de un millón de españoles se han mudado al exterior, en especial jóvenes talentos en busca de un camino profesional mejor que el paro y precariedad que ofrecía España. Sumando este hecho a la baja tasa de natalidad que se registra en las últimas décadas, España está atravesando una situación donde la fuerza de trabajo se queda envejecida sin ser suficientemente relevada por las próximas generaciones, con el efecto de que sufra el fondo estatal de pensiones y el progreso económico.
La solución solo puede pasar por una vía: la transformación digital de las empresas al servicio del talento. En esto tendrán un rol decisivo los Recursos Humanos, que podrán trazar un esquema de gestión del capital humano tan atractivo como para tentar a los mejores profesionales españoles a volver al país. Para ello, deberán contar con las herramientas tecnológicas adecuadas.
Los jóvenes españoles escogen irse por entender que otros países ofrecen un progreso de carrera más alineado con sus objetivos y ambiciones. Por tanto, si España quiere recuperar su talento deberá igualar esa oferta, para lo que las empresas deberán poder ofrecer oportunidades de crecimiento a la par con la propuesta internacional. Las herramientas de análisis de personas (People Analytics) serán un gran aliado, al permitir destacar el desempeño de cada empleado y diseñar un plan de progreso en función del mismo.
El desarrollo de carrera no puede ser posible, a día de hoy, sin formación continua. Las empresas deberán proporcionar el aprendizaje adecuado para el plan de progreso profesional diseñado por el propio empleado. Las tecnologías de big data y machine learning ayudarán a seleccionar las herramientas de formación necesarias para impulsar al empleado en su formación, de acuerdo con sus propios intereses y planes de carrera.
En la nueva economía de las habilidades, los profesionales deberán actualizar constantemente sus conocimientos y capacidades a las necesidades del momento, algo que las empresas españolas deberán facilitar si quieren contar con un talento competitivo.
Por último, el sector privado español debe empezar a priorizar la experiencia del empleado. Ofreciendo opciones y condiciones que creen verdadero valor personal para los trabajadores, como una buena conciliación entre la vida personal y la laboral, se asegurarán de contar con la lealtad de ellos hacia la organización, resultando en una propuesta más atractiva para los candidatos.
En definitiva, la transformación digital de las empresas será crucial en el intento de renovar la fuerza de trabajo nacional y reavivar el panorama demográfico. Los Recursos Humanos tendrán un rol central en esto, al utilizar las últimas tecnologías para dar marcha atrás a la fuga de cerebros, devolviendo a las empresas españolas el capital humano que necesitan para su propio crecimiento y el del país.
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