
Empresas, sociólogos, políticos, padres y madres, la sociedad en conjunto aún no se han repuesto de la aparición de los millennials (así con dos eles y dos enes) cuando viene apretando la Generación Z: los postmillennials. Nuria Vilanova e Iñaki Ortega, expertos en comunicación, han publicado un libro sobre ellos (Generación Z, 2017. Plataforma Editorial). En él describen las características más relevantes de los nacidos a partir de 1994; más o menos los españoles de menos de 25 años. Algunos de ellos están llegando a las empresas y dejando anticuados a los millennials. Muchos ya votan. No es que sean nativos digitales, es que para ellos la tecnología está integrada en sus vidas. Su pregunta es: ¿era posible una vida humana sin Iinternet? ¿Cómo podían responder las anteriores generaciones a sus preguntas sin Google? Quieren cambiar el mundo y la economía colaborativa es una de sus respuestas. Su comunicación es instantánea, su respuesta también. Instantánea y corta. Los razonamientos largos quedan fuera de su circuito. Las campañas electorales les aburrirán.
En España, la posición política de los postmillennials no varía mucho de la de generaciones anteriores en cuanto a su situación en el eje centro/derecha.
Según el estudio antes citado, son centradas tirando hacia la izquierda (30% centro-izquierda, 40% centro y 10% centro-derecha); aunque, como es de esperar, se irán corriendo hacia posiciones más moderadas con el tiempo.
Su opinión sobre España es que está en cambio decisivo (15%), estancada (40%) o en retroceso (20%) y el 94% de los Z están preocupados por la situación sociopolítica. Lo que indica que los políticos que quieran atraerlos deberán convencerles de que son capaces de mejorar dinamizando el país.
Pero, curiosamente, afirman que la información sobre política la obtienen un 51% a través de televisión y un 17% en informativos online, mientras que, sorprendentemente, las redes solo les trasmiten el 10%. Siendo estas redes los medios principales de que se nutren, la consecuencia es clara: los políticos no son capaces de interesar a los postmillennials. Por ejemplo, para comprar ropa, que les interesa mucho, usan el 57% de medios electrónicos, mientras la televisión no llega al 7%. Al contrario que la política. La conclusión que saco es: no es que no les interese la política, no les interesa la política tradicional. Por eso es posible que si los partidos actuales no se aggiornan haya un hueco para nuevas ofertas ideológicas. Algo de esto ha tenido que ver con la ruptura del bipartidismo en las últimas elecciones. Pero que no se engañen los emergentes (Podemos o Ciudadanos), a la velocidad que corre la Generación Z, los dos ya son demasiado "viejos" para ellos.