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Podemos: presupuesto alternativo

Pablo Iglesias, líder de Podemos. Foto: Efe.

Podemos ha propuesto un Presupuesto Alternativo para 2018. Entre las acepciones "alternativo" en la RAE, hay una que dice: "Actividades de cualquier género que difieren de los modelos oficiales aceptados". La propuesta presupuestaria presentada por el grupo parlamentario debería identificarse con esta acepción, dada la ideología de Podemos. Se basa en tres frases típicas de lo "alternativo".

La primera es: "El papel todo lo aguanta". Las utopías solo funcionan en la cabeza de quienes la proponen y sus escritos. La realidad las desbarata, como demuestra la historia. Al techo de gasto aprobado para 2018, Podemos quiere añadirle 24.500 millones. Algunas de sus medidas de gasto propuestas no son descartables, las suscribirían cualquier partido con sentido social y, con el tiempo, se irán adoptando en nuestro Estado del Bienestar. Entre ellas, la "renta garantizada", financiación del plan de dependencia, gratuidad de educación infantil y de libros de texto, revalorización de las pensiones con el IPC, igualación progresiva de permisos de paternidad y maternidad... Otras, como la eliminación del tratamiento fiscal de los planes de pensiones privadas, van contra la lógica en un país con problemas de financiación de las jubilaciones... Por todo ello propone aumentar los ingresos hasta el 39,3% del PIB y los gastos el 42,3%; generando un déficit del 3%. Claro está, teóricamente, a costa de los "ricos", que como todo el mundo sabe, acaban escapando. Entonces, como pasa siempre, pagará la sufrida clase media. La propuesta no tiene en cuenta que, además de crear inflación (un impuesto sobre las rentas más pobres), esos aumentos impositivos pueden generar dificultades a las empresas y las clases más productivas, reduciendo los ingresos y aumentando mucho más el déficit. Lógica económica desconocida por el Presupuesto Alternativo.

Y ahí está la segunda frase: "Tirar con pólvora ajena". Podemos supone que representa a las clases más desfavorecidas y propone exprimir al electorado de los "ricos", los otros. Sin tener en cuenta que empresas e inversores particulares son sensibles a esos cambios fiscales y pueden retraer su actividad económica, generando déficit y desempleo. Desempleo que recae con más dureza sobre los que cree representar. Quieren disparar con el dinero de otros, pero acaban disparando contra sus representados.

Si eso ocurriera, Pablo Iglesias aplicaría la tercera frase: "Tirar la piedra y esconder la mano". Echaría la culpa al sistema. No reconocería que es debido a sus propuestas, como hace Maduro en Venezuela. Ellos nunca son los culpables de nada, es la estructura económica opresora que no deja cumplir sus buenas intenciones. La culpa es de la "trama", como la llamaron cuando se les desgastó la palabra "casta", que utilizaron al principio de su andadura. Palabra que olvidaron porque, lo quieran o no, en estos momentos ya son parte de esa "casta" que tanto criticaron.

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