
La suma de los PIB de Brasil, Rusia, India y China (más el posterior apéndice sudafricano) es un 25% del mundial. La suma de sus habitantes está en torno al 40% del total del planeta. Así las cosas, ¿es este conjunto de países el futuro de nuestra economía globalizada? La respuesta es no, y por diversas razones.
La primera es porque no son un conjunto sino un constructo. Nada tienen que ver entre sí países tan disímiles, salvo que cuatro de ellos son gigantescos y carecen de problemas de dotación de recursos naturales, sobre todo Rusia (17,5 millones de kilómetros cuadrados dan para mucho).
La segunda es que China crece desde hace lustros a tasas oficiales que ni Rusia, ni la RSA ni Brasil han alcanzado durante plazos significativos, si lo hicieron alguna vez. Esa discrepancia rompe de facto la por lo demás inexistente de iure unidad entre los países que conocemos bajo el acrónimo.
La tercera es que tanto Brasil como Sudáfrica han entrado hace años en dinámicas de deterioro de su economía que no son fácilmente reversibles, mientras Rusia hace frente a sus dificultades de orden geoestratégico, a sus veleidades imperiales y a su gasto militar con cargo a las expectativas de crecimiento del precio de los hidrocarburos .. y sólo a eso. La voluntad de poder sin base objetiva es lo que tiene.
La cuarta: India es un país que salió del aislamiento en 1991 y que sigue disfrutando del empuje proveniente de su particular inserción en las corrientes internacional de intercambios, pero adolece de tales problemas internos (fragmentación del país en estados sin vínculos históricos autónomos, estructuras obsoletas, reformas de todo orden por acometer) que depende críticamente de la habilidad de su clase dirigente: si dan en el clavo, India tiene para lustros de crecimiento ininterrumpido para hacer frente a su pobreza secular. Si no lo hacen, la dinámica será negativa. Y todo esto por no hablar de Pakistán ni de Cachemira.
La quinta es que China es un enigma, todavía y siempre. Banking shadow, empresas públicas zombies, sobreinversión en infraestructuras, endeudamiento público y privado sin precedentes y encarecimiento de la operativa interna hacen dudar de sus posibilidades de seguir epatando al mundo.
Globalización
Lo que mantiene unidos a los países citados bajo el paraguas BRICs es la Globalización, la entrada en un sistema de intercambios y de inversiones que ha propiciado el despegue de China, India y, en menor medida, de Brasil. No es el caso de Rusia (sujeta al modelo exportador de hidrocarburos propio de la Unión Soviética) ni el de Sudáfrica, un país en declive desde todos los puntos de vista: sus gobiernos han impuesto el desenganche de Occidente y la revancha por motivos de raza en medio de una corrupción rampante. Lo que pone en jaque a estos países es precisamente abandonar la adscripción a esquemas de competitividad internacional en los que estaban felizmente instalados y entrar en dinámicas de control del poder interno y externo que amenazan sus tasas de crecimiento, cuando no las han borrado de un plumazo.Fue bueno mientras duró.
José Ramón Ferrandis, Profesor de Mercados Internacionales en el Centro de Estudios Financieros (CEF.-)