
La acumulación en breve tiempo de problemas de supervivencia en bancos europeos, Popular y dos italianos, se ha extendido. Todavía está fresca en la memoria la multitud de rescates bancarios en diferentes países a raíz del estallido de la burbuja de crédito. Muchos se preguntan si estamos en la antesala de un nuevo rebrote de los problemas bancarios. En mi opinión y desde el primer momento, mi respuesta es no. Esa posibilidad, la hecatombe, no creo que se vaya a producir. Eso sí, no descarto ver alguna situación, más bien puntual, de nuevos problemas.
El contexto actual es diferente al que presentaban los bancos en 2009 o 2010, momento de inicio de los problemas. En aquella época, el volumen de créditos concedidos era sensiblemente mayor del que los balances bancarios presentaban. Ahora mismo, y salvo posible morosidad oculta, los créditos que no están ya cubiertos con provisiones por su morosidad, pueden considerarse en su mayor parte sanos. Cierto es que la cifra de morosidad es aún muy alta, pero en todos los países está descendiendo y es previsible que continúe, incluso se acreciente esa tendencia. Hay que resaltar, como primer mensaje, por tanto que la morosidad hoy por hoy, aún siendo un problema, está mucho más controlada y tendente a remitir. Analizada la morosidad pasemos ahora a la cuenta de resultados.
Los beneficios de los bancos viven horas difíciles como consecuencia de los tipos a cero, incluso negativos. Esa anormalidad en los tipos de interés no permite que los márgenes de desintermediación despeguen. En algunas entidades lo que se gana por la diferencia entre tipos de activos y pasivos, cubre tan solo para pagar lo gastos fijos de la entidad. Siendo cierto este punto, hay que resaltar que la mayor parte de los bancos ha acometido reajustes importantes, léase diminución de capacidad y personal. Por tanto, ahora mismo los bancos tienen algo más de cintura que al inicio de la crisis, en materia de gastos. Además las fusiones e integraciones de redes y servicios posibilita unas mayores sinergias, algo que termina reflejándose en los resultados.
Por supuesto no puedo olvidar, en los ingresos, las comisiones. En la mayor parte de los países, los bancos han encarecido o han empezado a cobrar comisiones por la prestación de servicios. Es muy ilustrativo el tema de los cajeros automáticos, en España, donde el cobro de comisiones por utilizar los de otro banco se ha generalizado. Pues bien, si miramos la cuenta de resultados se puede ver el incremento de esta partida y la vía alternativa que para los bancos tiene este cpaítulo. Debe incorporarse a esta visión, nada alarmista ni desastrosa, el fortalecimiento de los recursos propios.
Europa ha decidido que sus bancos serán grandes y fuertes en capital. Sobre la conveniencia o no de esta decisión se podría debatir y discutir mucho, sin embargo no es el objetivo de este artículo. Desde luego, si lo que nos asusta es ver a grandes e importantísimos bancos buscando capital no debería preocuparnos. La principal causa de la búsqueda de recursos por parte de las entidades no es otra que cumplir con unas ratios de capital mucho más exigentes enla actualidad. Por supuesto, Habrá que abrir camino a nuevas exigencias sobre fuentes de financiación de mayor estabilidad y permanencia en el banco.
Resumiendo: los bancos van a sufrir menos morosidad, han llevado a cabo un esfuerzo de contención de gastos, han encontrado vías alternativas de ingresos y además están y continuarán reforzando su capital. Todas estas medidas relajan, en cierta medida, la situación. Eso sí, estoy de acuerdo que todo lo comentado tiene un sello de corto plazo, pero ¿qué pasará en el medio y largo plazo? ¿Sigo sin ver la debacle que algunos anuncian? Pues sí, creo que esa debacle no se va a producir, si bien aún la banca no ha cerrado su reestructuración.
Aún tímidamente, aunque en algunos países sorprenda el ímpetu y la continuidad, el optimismo de los agentes económicos está materializándose. La visión positiva, cada vez mas acusada, puede y debería impulsar el crecimiento económico. Es quizá la mejor noticia que el sector bancario podría recibir. La recuperación lleva a tasas más altas de tipos de interés que refuerzan e incrementan los márgenes de intermediación. El optimismo y la confianza lleva a una mayor demanda de crédito por parte de empresas y familias. Teniendo presente que la UE está muy bancarizada es una muy buena noticia. Son los bancos los que conceden crédito, un aumento de la demanda puede frenar la caída de los saldos vivos, lo que además se uniría a una mayor facilidad para incrementar los márgenes. En cuanto el BCE vea que se consolida la actividad real, comenzará a subir tipos de interés. Por último remarca que, curiosamente, la salida de Reino Unido ha servido como aliciente para un mayor refuerzo y trabajo en a consolidación del euro.
No, no estamos en el mejor momento para bancos, sin embargo, no solo se ha estado peor, sino que podríamos ver próximamente una mejoría. Eso sí, yo no lanzo las campanas al vuelo. No olvidemos que el tremendo esfuerzo en reforzar capital diluye considerablemente los resultados. Los balances están mejor, pero puede haber sorpresas encubiertas. No descarto episodios como los vividos en este trimestre, se darán en los que no hayan querido reconocer la situación y hayan pospuesto buscar medidas y obrar el milagro. Veremos más fusiones y ventas de unidades, por tanto continuarán los reajustes.