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Trump y May pueden reforzar el comercio

  • Un tratado comercial UK-EEUU compensaría las pérdidas del 'Brexit'
Foto: Archivo.

Es difícil imaginar dos socios más improbables. Ella es la hija estirada y algo desaliñada de un párroco de los alrededores de Londres. Una de las pocas mujeres del mundo capaz de hacer que la reina parezca indecente. Qué decir de Donald Trump. Su vida entera ha sido un lienzo para el exceso narcisista. A primera vista, sería más fácil negociar el alto al fuego en Siria que encontrar un denominador común entre la nueva primera ministra británica y el último presidente estadounidense.

Aun así, cuando Theresa May se convierta en la primera mandataria política que visite a Trump en la Casa Blanca, podrían hacer algo mucho más interesante que desembuchar las perogrulladas al uso sobre la relación especial. Incluso podrían llegar a un nuevo acuerdo comercial -a riesgo de sonar banal, llamémosle Mump-que baje los aranceles pero no implique cesión alguna de soberanía. Si lo consiguen, existe la probabilidad -y nada más que eso- de que sean capaces de propinar al comercio global el empujón esperado.

Ambos líderes tienen mucho que esperar de la cumbre de este fin de semana. Para Trump, es su oportunidad de parecer presidencial y demostrar, en contra de todas las críticas que ha recibido desde todo el mundo, que es capaz de trabajar en la escena política internacional. Para May, en una semana en que podría aprobarse la legislación que activará el artículo 50 y arrancará el proceso de abandonar la UE, es aún más importante. May ha dejado claro que no solo va a sacar a Gran Bretaña de la UE sino también del mercado único y quizá hasta de la unión de aduanas. Es un paso gigante a lo desconocido. El apoyo de la economía más grande y más rica del mudo contribuirá mucho a que sea un éxito.

No cabe duda de que se mantendrán las conversaciones habituales sobre cooperación en defensa y seguridad pero el asunto realmente importante será un acuerdo comercial entre EEUU y el Reino Unido.

¿Será posible? En realidad, seguramente beneficiaría a ambas partes. Por razones obvias, Gran Bretaña prefiere llegar a un acuerdo lo antes posible. La economía americana no es tan grande como la de la UE pero de una escala similar y ya es el socio único comercial principal del Reino Unido.

Si el Reino Unido dispone de acceso libre y sin restricciones a EEUU, compensaría lo que puede perder en Europa, servirá de modelo para otros acuerdos en todo el mundo y podría incluso animar a la UE a alcanzar un compromiso razonable con Gran Bretaña.

Puede que Trump acabe de salir del TTP y esté haciendo ruido sobre romper con la zona de comercio libre de Norteamérica (NAFTA) también, pero eso no implica necesariamente que se oponga a toda clase de zona comercial. "El Brexit es una causa compatible con la propia opinión introspectiva del presidente", sostienen desde High-Frequency Economics en una nota publicada el lunes. "Por eso el gobierno de Trump no rompería ninguna promesa si ofreciese a Gran Bretaña un acuerdo comercial privilegiado sin mucha pompa".

¿Cómo sería un acuerdo bilateral EEUU-Reino Unido? Si se hace bien, May y Trump tienen la oportunidad de establecer algo diferente. En los treinta últimos años, la tendencia de los acuerdos comerciales ha sido la de crear alianzas multilaterales cada vez más complejas, a menudo con estructuras nuevas supranacionales y renunciar en gran medida a la soberanía nacional.

La propia UE se enmarca en esa categoría, al igual que Nafta, el desafortunado TTP y el acuerdo propuesto EEUU-UE (la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, TTIP), que de todos modos parece malograda en este momento.

Los votantes están cada vez más hartos. No quieren que las multinacionales injieran en las leyes nacionales y no les gusta que se pierdan empleos con cada nueva ronda de liberalización.

Sin embargo, un acuerdo Reino Unido-EEUU podría ser muy directo. Debería incluir únicamente el reconocimiento mutuo de las normas comerciales de ambos países y retirar todos los aranceles restantes. Si un producto está aprobado para su venta en el Reino Unido, debería poder estar disponible también en EEUU sin restricciones y viceversa.

Las empresas tendrían libertad para establecerse en cualquier país, con arreglo a la legislación local, y los ciudadanos podrían desplazarse entre los dos, siempre y cuando tuvieran trabajo y no tuvieran derecho a ayudas de bienestar. Eso sería prácticamente todo. En vez de tardar varios años, podría armarse en una hora y redactarse en tres o cuatro párrafos. Tal vez habría una o dos excepciones pero serían contadas (el Reino Unido no es muy amigo de la comida transgénica, por ejemplo, y tal vez EEUU no quiera fármacos autorizados solo en Gran Bretaña).

¿La ventaja? Es rápido, fácil y no obliga a crear nuevos tribunales ni procedimientos legales, pero sí que debería abrir el comercio. Si funciona, el Reino Unido podría firmar enseguida convenios parecidos con Australia, Japón, India, China y decenas de otros países e incluso con la UE. Y EEUU también. El Mump sustituiría al TTP y allanaría el camino para los acuerdos de EEUU en toda Asia.

El comercio global no ha estado precisamente en su mejor forma con el sistema actual. La cantidad total de cosas que se mueven por el mundo se ha paralizado desde 2008 y en los dos últimos años ha dado muestras de disminuir. Algunos economistas han empezado a utilizar la expresión "pico de tráfico" y sostienen que la marca de la marea alta ya se ha traspasado y que el comercio podría no crecer mucho más en la próxima década.

Y eso es importante. Si algo sabemos sobre la economía es que más comercio es la manera más fácil de crear más prosperidad. Si May y Trump encuentran la manera de firmar acuerdos más simples y que cuenten con el apoyo popular, podrían paradójicamente revivir el comercio global. No es el desenlace que se espera ahora mismo pero eso no quiere decir que no pueda llegar a darse.

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