
Diseñar un plan de negocio fundamentado en la 'glocalización' se ha convertido en una obligada estrategia para cualquier multinacional que opere comercialmente en distintos países.
De hecho, la orientación local del negocio integrada en una estrategia empresarial global ha sido clave para que determinadas compañías hayan alcanzado el liderazgo en sus respectivos sectores a nivel mundial.
En este sentido, muchas multinacionales líderes han enfocado sus negocios de modo diferente en función de cada país, región o ciudad, adaptándose para ello a las peculiaridades económicas y culturales de cada entorno nacional, regional o local concreto.
Pero, paralelamente, estas grandes empresas han proyectado una identidad corporativa, una reputación institucional y una imagen de marca de forma global.
Puesto que hasta las ciudades más globales, tales como Nueva York o Londres, conservan un particular arraigo local que avala más aún el fenómeno empresarial relativo a la glocalización, basado en actuar localmente y pensar globalmente.
¿Y las pymes?
Pankaj Ghemawat, profesor del IESE especializado en globalización y estrategia, afirma en su libro 'Emergin Economies and Multinational Enterprises' que la glocalización también constituye una necesidad estratégica para las empresas intranacionales.
Las empresas que operan únicamente en su país de origen se enfrentan a los mismos hándicaps glocales que las empresas multinacionales que comercializan sus productos y servicios en diferentes países.
En España, la teoría del profesor Ghemawat es absolutamente acertada, debido a que las diferenciaciones, sobre todo a nivel legislativo, existentes entre nuestras comunidades autónomas obligan a las empresas a enfocar sus negocios de modo regional, aunque manteniendo una estrategia empresarial en clave nacional.
Las 5 barreras 'glocales'
Tanto es así, que las empresas intranacionales españolas deben superar al menos cinco barreras glocales establecidas por nuestro mercado interior autonómico:
1. El mercado español no está plenamente unificado ni integrado, por tanto, los altísimos costes derivados de ello lastran de manera ostensible las cuentas de resultados de las empresas.
2. El modelo territorial de España, es decir, el Estado de las autonomías ha provocado un distanciamiento interregional a nivel político, económico, cultural, legal, administrativo, lingüístico, etc., entorpeciendo con ello tanto el emprendimiento como el desarrollo de los negocios ya consolidados.
3. El mercado nacional no ofrece ningún tipo de adaptación para las empresas al no ser suficientemente receptivo ni acogedor por parte de determinadas comunidades autónomas.
4. La agregación de nuestro mercado interior es prácticamente nula, porque el impacto negativo de las peculiaridades regionales impide la creación de economías de escala suficientemente competitivas.
5. Las discriminadoras diferencias regionales existentes en España provocan la imposibilidad de encontrar oportunidades de arbitraje.
En consecuencia, las citadas barreras son una de las principales causas de que las empresas españolas tengan que adoptar una estrategia de negocio glocal, aunque solo pretendan expandirse en nuestro territorio nacional y, por ende, no exporten ni comercien en el exterior.