
El 'break even' o umbral de la rentabilidad es aquel volumen de ventas que cubre todos los costes fijos más los costes variables de producción. Es decir, el nivel mínimo de facturación a partir del cual una empresa empieza a generar beneficios.
Calcular este punto de equilibrio es vital para planificar la política de precios, diseñar el plan de marketing y también el plan estratégico. En España, para un negocio de perfil bajo, el umbral de rentabilidad se sitúa de media en los 24.000 euros brutos anuales de facturación.
Un emprendedor que facture tal cantidad (y una vez descontados los costes fijos, las cuotas a la Seguridad Social y los impuestos), se encontraría segmentado a nivel salarial en la categoría de "mileurista". Y en el caso de que su facturación sea inferior, las pérdidas están aseguradas.
Sistema de cotización
La actual tarifa plana de 50 euros mensuales en las cotizaciones a la Seguridad Social debería aplicarse a todos aquellos autónomos, tanto nuevos como antiguos, que no superasen esos 24.000 euros de facturación bruta anual. La aplicación de la misma tendría que continuar vigente hasta que no se superara esa cifra de negocio.
De este modo, esta tarifa low cost ayudaría a consolidar muchos negocios, debido a que la misma dejaría de estar supeditada a un determinado espacio temporal que limita su aplicación, tal como sucede actualmente.
Para determinar las cuotas a la Seguridad Social que deben pagar los autónomos que facturen más de dichos 24.000 euros, se debería establecer un sistema de cálculo proporcional y ajustado al nivel de facturación de cada emprendedor.
España puede potenciar la creación de empleo a través del emprendimiento, pero para lograr tal objetivo es necesario que los emprendedores tengan la posibilidad de desarrollar sus negocios.
Crecimiento de las micropymes
Las micropymes también pueden crecer y, por tanto, crear empleo. Pero hay que tener en cuenta que el ciclo de la vida de cada empresa es diferente, en función del sector al que pertenece, las circunstancias, el entorno, etc. Así, existen numerosas startups que nacen por medio de un modelo de negocio disruptivo, que crecen rapidamente en base a una potente estructura general y financiera, y disfrutan de su pronta madurez en el parqué.
Una situación más habitual en el mercado anglosajón que en España, pues aquí las startups prefieren ser vendidas que cotizar en bolsa.
El problema es que, en realidad, la mayoría de las empresas españolas no tienen un perfil tecnológico e innovador, ni cuentan con un equipo de gestión top, y tampoco consiguen financiación vía business angels o capital riesgo. Se tratan de pequeños negocios, sin apenas recursos, comandados por emprendedores endeudados con los bancos.
Así, y también por culpa de las abusivas cuotas sociales y la alta presión fiscal, gran parte de los negocios que consiguen salir adelante lo hacen de forma débil y lenta. Sin olvidar que la vida de un alto porcentaje de proyectos queda sesgada para siempre antes de cumplir los cinco años.
Por ello, la Administración, en vez de asfixiar a estas micropymes, debería ayudarlas, sobre todo en la primera fase, que es cuando más lo necesitan.
Beneficios laborales
Sin duda, estas medidas (atender de manera personalizada a cada autónomo, y ayudar a las pequeñas empresas a crecer) se traducirían en el aumento del número de altas de autónomos en la Seguridad Social.
Además, este sistema de cotización a la carta permitiría aumentar la recaudación fiscal a largo plazo, además de reducir el volumen de economía sumergida.