Firmas

Por una Cataluña de todos

En 20 días Cataluña volverá a las urnas. Resulta irrelevante el debate leguleyo de si se trata de elecciones plebiscitarias o autonómicas. Cada cual sacará la lectura que le interese. Pero la dramática realidad es que para una parte de la población, y sobre todo para la nomenclatura política hasta ahora hegemónica, se tratará de un máximo órdago: Artur Mas nucleando la confrontación con el Estado, con la legalidad..., y con la propia sociedad catalana.

Hasta ahora los catalanes teníamos como elemento accesorio nuestra ideología, las ideas religiosas o la carencia de ellas. El común denominador era precisamente la común sociedad donde todos nos admitíamos como propios. Ahora la partición de los separatistas divide a las gentes entre "buenos" y "malos" catalanes. Incluso llegando a tachar de "colaboracionistas" a quienes pensamos que lo trascendente no es la mitománica "construcción nacional", sino la necesaria social.

Ideas por lo que se ve extremadamente subversivas por alterar el orden constituido por un nacionalismo exclusivo y excluyente que admite retóricas de izquierdas, incluso pseudo-marxistas, o la más pura y dura derecha, eso sí, dentro del texto y contexto de la "patria catalana". O de los nunca existentes "Países Catalanes".

Pues bien, en esta Cataluña a la "izquierda" se le hicieron los dedos huéspedes y desde un patológico complejo de inferioridad asumieron todos los postulados del nacionalismo identitario para verse ahora ensimismados en su lógica y progresiva irrelevancia. Y los sindicatos ni están ni se les espera en este debate a pesar que deberían clamar por la defensa de los trabajadores en un común mercado español y una necesaria Europa de la que seremos excluidos si la independencia se proclamara, con la lógica consecuencia de paro. Pero en política la coherencia tiene su premio. ¿Alguien se sorprende del imparable auge de Ciudadanos?

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky