
Reino Unido, con una tasa de paro del 5,6% que roza el pleno empleo, se ha convertido en el motor de la creación laboral de la Unión Europea. En Inglaterra la situación es aún mejor, pues en la actualidad la tasa de paro es del 4,2%.
Este impulso del empleo en Reino Unido ha sido posible, entre otros factores, gracias a que la Administración ha cedido el protagonismo en lo relativo a la creación de empresas a las empresas privadas. La medida impulsada estos últimos cinco años de mandato de David Cameron ha permitido que el empleo privado se haya impuesto al empleo público. De esta manera, el empleo público ha pasado del 21% en 2010 al 17,4% actualmente.
No todo es positivo. En Reino Unido y en Inglaterra también se está creando empleo temporal, precario, con salarios bajos y escaso valor añadido, etc. Y aunque esto se produce de forma relevante, es cierto que los sueldos están creciendo progresivamente. Pese a todo, el salario medio aún se mantiene por debajo del alcanzado en 2010.
Asimismo, el 'empleo friccional', ese tiempo que pasa un profesional en paro desde que deja un empleo hasta que encuentra otro, sigue siendo un grave problema en Reino Unido, pese a que el mercado laboral anglosajón goce de muchísima más flexiseguridad que el nuestro.
En definitiva, Reino Unido (sobre todo Inglaterra) se ha convertido en el motor laboral de la Unión Europea. En este sentido, no es baladí que el FMI haya pronosticado que Reino Unido crecerá en los próximos años a un ritmo más alto que la mayoría de los países occidentales. Y aunque hay que poner en cuarentena los pronósticos del FMI, no sería sorprendente que en este caso acertasen con sus predicciones.
¿Por qué no se aplica en España?
Centrados en España, quizá fuese suficiente para reducir nuestra tasa de paro aplicar la fórmula de Cameron: básicamente, transformar el empleo público improductivo originado por la Administración en empleo privado productivo creado por las empresas.
Se trata de una propuesta económico-laboral tan sencilla como exitosa, aunque intentar implantarla en España chocaría con los intereses políticos de nuestra corrupta partitocracia.
Desempleo estructural
No hay que olvidar que el handicap económico y laboral de España es un problema de índole exclusivamente político. Por tanto, se puede afirmar que nuestro país sufre un "desempleo estructural provocado por causas políticas". El desempleo en España se mantiene estructuralmente por la corrupta configuración de nuestro sistema político, que parasita a pymes y autónomos.
El equilibrio entre empleo público y privado en España es una quimera. Por ejemplo, en Extremadura, de cada tres asalariados uno pertenece al sector público. Esta desproporción es extrapolable, aunque en menor medida, al resto de CCAA.
Pero incluso dentro de la Administración existe un fuerte desequilibrio a nivel funcional-laboral, que afecta a su propia sostenibilidad. Sus causas son la corrupta realización de una clasificación ocupacional y una valoración de los puestos en función de los puestos de trabajo en función de intereses políticos. Es decir, faltan jueces, médicos o policías y sobran políticos, asesores, liberados sindicales, empleados enchufados por partidos...
Además la media salarial en la Administración es más alta (por culpa de los altos salarios de los políticos y asesores) que en el sector privado.
En España se crea demasiado empleo público, subvencionado, y es uno de los problemas que frena el empleo privado, productivo y de calidad.
La inseguridad jurídica, la hiperregulación, la burocracia, la falta de unidad de mercado, el déficit de libertad económica, etc, son otros factores que frenan la creación de empresas y de empleo en España.