
La recuperación económica de España es un hecho incontestable. Es una recuperación que llega en su mejor versión: acompañada de un crecimiento acelerado de la economía y una creación de empleo sostenida. Estamos saliendo adelante y lo hacemos a un ritmo mayor que el que nadie podía prever, incluidos nosotros. Eso, por supuesto, no significa que las cosas vayan a cambiar de la noche a la mañana como si la crisis nunca hubiera existido. Nadie sensato puede plantearlo. El diario elEconomista cumple 9 años. Descargue el especial aniversario
Hay quien trata de desprestigiar la recuperación diciendo que la política del Gobierno ha mejorado la macroeconomía, pero que los españoles no van a sentir sus efectos. Esto no es así. En primer lugar, los indicadores macroeconómicos son los que muestran, como en una gran radiografía, si el cuerpo del país está preparado para salir de la crisis. La imagen interna de la España de hace tres años indicaba que nuestra economía no se sostenía; al contrario, las cifras señalaban hacia un proceso degenerativo que obligaba a actuar sin dilación. Ahora han cambiado muchísimas cosas, y la radiografía muestra que nuestra economía ha recuperado salud y fortaleza, que hemos pasado a ser un país vigoroso que crea empleo y está liderando el crecimiento económico de la Unión Europea. El único, junto a Estados Unidos, para el que el FMI ha mejorado sus previsiones de crecimiento para 2015.
Para llegar al actual escenario, ha habido que poner en marcha unas exitosas políticas de reformas estructurales y de austeridad en el gasto público. Han sido unas políticas que buscaban un delicado punto de equilibrio, de manera que los ajustes no fueran tan tímidos que sus efectos no se notaran en la consolidación fiscal, ni tan profundos que hundieran nuestras posibilidades de crecimiento, pusieran en peligro las pensiones y hundieran el gasto social del Estado de Bienestar, dejando en el desamparo a amplios sectores de nuestra población.
Hicimos lo que teníamos que hacer
Que hicimos lo que teníamos que hacer lo vemos en nuestros propios indicadores, y también si nos comparamos con nuestros socios. De hecho, otros países de la eurozona que optaron por políticas más laxas ahora crecen menos que España, aunque partían de una mejor situación.
En cambio, nuestras políticas son las que han llevado a un proceso de desendeudamiento de nuestra economía, que, junto al control del déficit público, ha dado confianza a los mercados en que el país es capaz generar riqueza y ahorro, y responder a sus compromisos financieros. Esto ha empujado a la baja los tipos de interés que pagan tanto el sector público como el privado. Así, el Estado se beneficia de un importante ahorro en la factura de la deuda, lo que nos permite sostener nuestras políticas sociales y emprender nuevas reformas enfocadas al crecimiento y el empleo, como la reforma fiscal. En el caso del sector privado, la rebaja de intereses facilita la inversión para que las empresas crezcan y creen puestos de trabajo, e incentiva el consumo interno, fundamental en esta etapa.
Estas políticas son las que han llevado a nuestras empresas a ganar competitividad, a que haya un incremento notable de las exportaciones, a que aumente el número de emprendedores y vuelvan con empuje las inversiones extranjeras. Son las políticas que han atacado la morosidad de la Administración y han pagado las facturas, salvando los puestos de trabajo de cuatrocientas mil personas. Son las políticas que están incrementando nuestra demanda interna y nuestros ingresos tributarios, las que han acabado con la recesión y han llevado el crecimiento económico en 2014 hasta el 1,4%, y las que han permitido que el año pasado se crearan más de cuatrocientos mil puestos de trabajo. Y son las políticas que van a llevar nuestro crecimiento en 2015 por encima del 2% y a crear más de seiscientos mil nuevos empleos. Y son, no lo olvidemos, unas políticas que, tras sostener en plena crisis los niveles del Estado de Bienestar, garantizan su viabilidad futura.
Todo esto demuestra un proceso sostenido de recuperación que no tiene marcha atrás. Recuerdo que en nuestra primera legislatura, a finales de los 90, también nos decían que las recetas económicas del PP habían fracasado. Entonces, habíamos asentado la recuperación sobre unas bases estructurales sólidas que dieron a España la etapa de mayor creación de empleo de la historia reciente, una etapa de prosperidad y bienestar que redujo las tasas de paro y, con ellas, los índices de desigualdad y pobreza. El mismo camino que estamos siguiendo ahora.
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas