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Los refugios alternativos para invertir que sustituirán al franco suizo y al oro

  • El zloty, el shéquel, el dólar de Singapur, los terrenos agrícolas y los billetes
  • Una buen fajo de billetes de mil francos suizos es de los mejores activos a tener

Grecia está a punto de protagonizar una salida dramática del euro, los rusos se han vuelto a entrometer en Ucrania, el precio del petróleo se ha llevado un buen golpe y ha creado un arco de inestabilidad en todo Oriente Medio... La economía global está, como tantas otras veces, a las puertas de otra crisis más. Si sucede, el dinero empezará a huir hacia puertos seguros hasta que amaine el temporal.

Parafraseando la canción de Los cazafantasmas, ¿adónde va? Durante varias generaciones, la respuesta a esa pregunta ha sido fácil. En las crisis, el dinero siempre se ha guardado en francos suizos, en bonos del Tesoro estadounidense o en oro pero esos refugios ya no son tan seguros. En estos momentos, el mercado está abierto a destinos nuevos, como el zloty polaco, el shéquel israelí, el dólar de Singapur, los terrenos agrícolas o los fajos de billetes bien guardados.

Ya no son lo que eran

Un grupo reducido de activos se convirtieron en "puerto seguro" por varias razones. Durante décadas o incluso siglos demostraron que mantenían su valor independientemente del caos en que se sumiera el mundo. El franco suizo, a ser posible depositado en algún banco privado y discreto de Ginebra o Zúrich, ha sido el mejor ejemplo de un depósito fiable de valor que ha sobrevivido un par de guerras mundiales y algún que otro episodio de híper inflación. El oro y los bonos del Tesoro eran casi igual de buenos.

Pero el franco ya no es lo que era. Los suizos han decidido castigar a quien tenga la desfachatez de poseer su moneda con unos tipos de interés negativos que suponen que cueste dinero tener una cuenta en el banco. La feroz vigilancia fiscal hace que a los estadounidenses les resulte casi imposible poseer una cuenta bancaria en Suiza, como a muchos europeos. El oro está atrapado en un mercado bajista. Los bonos del Tesoro rinden muy poco y la Reserva Federal está dispuesta a comprarlos ella misma, por lo que ya no parecen tan seguros como antes.

Durante un tiempo, el bitcoin parecía ser el antídoto para los nervios por el dinero de papel pero ha resultado ser tan volátil que no es fiable ni en los buenos tiempos, así que ni hablar en tiempos de crisis.

Las alternativas

En lugar de todo eso, presentamos cuatro refugios alternativos en los que pensar la próxima vez que la economía global estalle. Para empezar, máxime si es por casualidad europeo, nos fijamos en el zloty polaco. El antiguo gran país soviético que obtuvo su libertad hace un cuarto de siglo ha progresado increíblemente desde entonces. Con poca deuda estatal y un límite constitucional para los préstamos, junto con una población importante y un crecimiento sólido, el zloty polaco es probablemente la gran moneda más segura actualmente en Europa y quizá en todo el mundo.

Es verdad que se ha comprometido teóricamente a incorporarse al euro en algún momento pero los polacos han aplazado sabiamente esa posibilidad hasta más o menos el siglo XXVII. Con el tiempo, sus cualidades inherentes empezarán a valorarse más y el zloty será mucho más buscado por los inversores globales e incluso podría apreciarse en valor. Y, aunque eso no ocurra, conservará sin duda alguna su valor.

Veamos ahora el shéquel israelí y el dólar singapureño. Israel es un país pequeño, orgulloso de su independencia, financieramente conservador y de tecnología punta; en muchos sentidos, una versión más moderna de Suiza. Al igual que los suizos, los israelíes han tenido que intervenir en el mercado para bajar la moneda (una señal indudable de que los fundamentos la impulsan hacia arriba). Los tipos de interés no son altos, aunque al 0,25% siguen siendo positivos. Desde hace años, el shéquel ha estado siempre amenazado por el conflicto bélico pero si Israel fuera a desaparecer el mapa habría sucedido ya.

Y si Israel es una Suiza más moderna, Singapur también lo es, y además sus vecinos son menos beligerantes. Con una deuda baja y una población trabajadora, hay pocos destinos más seguros para su dinero.

El tercer puesto lo ocupan los terrenos agrícolas. Mark Twain recomendaba comprar tierra porque han dejado de producirla, y nunca mejor dicho. En el Reino Unido, la tierra ha subido en valor más todavía que la vivienda en Kensington (según la inmobiliaria Knight Frank, su valor ha aumentado 300% desde 2003, igual que el oro y muy por encima de la vivienda o los títulos). Lo mismo ocurre en otras partes del mundo. La tierra agrícola de calidad no es un mercado líquido y exige mantenimiento pero, dado el aumento de la población global, siempre mantendrá su valor.

Por último, aférrese a sus billetes. Visa y Mastercard se empeñan en convencernos de que el viejo papel moneda es tan actual como los móviles tipo almeja pero en un mundo donde se imponen tipos negativos y los bonos a menudo rinden también por debajo de cero, el tradicional billete goza de un increíble atractivo. Es cierto que no reporta intereses pero, vista la deflación y los tipos negativos, eso ya no importa tanto.

Cero es un buen negocio cuando los precios caen y el banco nos cobra por guardar el dinero. Lo único que queda es el coste de almacén pero por lo demás aguanta bien. De hecho, una caja fuerte con un bonito fajo de billetes de mil francos suizos (el billete de mayor denominación del mundo) es probablemente uno de los mejores activos que se pueden tener ahora. Solo hay que asegurarse de que no nos lo roben. Junto con algunos zlotys y shéquels, y un par de cientos de acres de tierra agrícola en Inglaterra, tenemos asegurada la supervivencia en cualquier tormenta financiera que pueda desatarse en los próximos años.

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